Los “sin partido”, los que votan

Hoy en día quienes tratamos de contribuir a la grandeza de nuestro estado y municipio, deseamos nuevos liderazgos llenos de honestidad

Por: Humberto Famanía Ortega

En estos últimos años, hemos visto con agrado de una manera notable la proliferación de organizaciones de ciudadanos que se agrupan con el único objetivo de procurar el bienestar para todos, buscando la intervención en una forma directa, para que, de esta manera, las demandas sean tomadas en cuenta para la solución de las mismas en un tiempo prudente. Por eso, dados los objetivos nobles y casi siempre apolíticos, fue dándose un halo de respetabilidad y de credibilidad convirtiéndose en un liderazgo de opinión. Destacándose la honorabilidad, la autoridad y el prestigio, elementos importantes que permiten el crear confianza en las acciones de dichos grupos, por ende, la conformación de una estructura sólida como puente en la consecución de acciones en beneficio de la comunidad.

Es muy cierto que cuando la sociedad otorga el reconocimiento a las asociaciones que de alguna manera se han distinguido por la madurez, honestidad y eficiencia con que resuelven múltiples problemas, derivados éstos de la propia vida comunitaria, entonces se hacen acreedores a una posición política de privilegio. Por eso creo que todos aquellos grupos con todo el debido respeto que se unen para luchar por causas comunes y de quienes toman una postura definida frente a los demás, proporcionan la confianza suficiente para saber que esperar de quien ya ha puesto sus cartas sobre la mesa, y sé también que muchas personas que pertenecen a dichos grupos son gente honorable. Todo esto viene, no por el simple hecho de su característica ciudadana, sino por su trayectoria profesional y de sus magníficos antecedentes de respetabilidad, de esto tenemos algunos ejemplos de personas tanto mujeres como hombres que se destacan por su trabajo organizado y con capacidad comprobada, donde el poder servir es primicia.

Credibilidad y confianza

El hecho de tener buenos antecedentes y un buen desempeño llevados a cabo en forma honesta y eficiente, vienen a otorgar credibilidad y confianza a quienes participan en los diferentes ámbitos de la vida del País, y no necesariamente en su militancia partidista o la ausencia de ésta. Ya es tiempo de definir la actuación de los ciudadanos y de los políticos, en la práctica hemos visto con mucha mayor intensidad en que algunos partidos políticos tienen previsto asignar una parte de sus candidaturas a los que no tienen partido. El hecho de que los ciudadanos acepten posiciones políticas implica una gran responsabilidad en donde deberán de tomar muchas de las veces decisiones políticas, por lo tanto, su preparación a este respecto es urgente. Todo esto en base a una excelente relación con los gobernados y en la aplicación correcta de todos aquellos programas nacidos de la consulta popular, en donde el diálogo siempre deberá de privilegiarse y las acciones de beneficio se cumplan en tiempo y forma para lograr confianza.

Quiero hacer un reconocimiento público muy especial a las organizaciones civiles no lucrativas por su alto sentido de responsabilidad en la vida nacional, regional, estatal y municipal del País. Siempre señalando que grandes núcleos de población están quedando fuera del desarrollo social provocando la expansión de comunidades no sanas, que dificultan cada vez más el desarrollo de la empresa, el buen gobierno y por ende el desarrollo social. La única manera de poder solucionar dicha situación, radicará rompiendo este círculo vicioso, partiendo de una nueva visión social. ¿Nos preguntaremos en que consiste esto?  Pues bien debemos de considerar primero los tres grandes sectores de la sociedad; el público, identificado como gobierno; un sector privado identificado más con la empresa lucrativa y con el mercado, y un sector social con dimensiones públicas, que le llamamos tercer sector y que es todo el conjunto de las organizaciones de la sociedad civil.

Una nueva visión social

Esta nueva visión social plantea que cada sector debe de asumir su rol en el desarrollo social: el gobierno, empresa y un rol autónomo, específico por cada uno de los sectores. Sobre todo, asumiendo en forma responsable cada uno de estos vínculos de cooperación entre ellos, generando así una nueva energía social que permita enfrentar todos aquellos problemas derivados de la economía, política y eventos que vengan a transformar de alguna manera la vida de los mexicanos. Ya es tiempo que las organizaciones sociales sean tomadas más en cuenta por todos los partidos políticos, ya que son la esencia en estos tiempos donde se canalizan múltiples propuestas para coadyuvar con el sector público a enfrentar con bases sólidas, todos aquellos desequilibrios que por causas de la factores externos e internos que ya están afectando fuertemente a millones de mexicanos.

Recuerdo en una de sus innumerables intervenciones de un excelente político ya fallecido el Lic. José Francisco Ruiz Massieu, y que se pueden aplicar al momento que se vive hoy en donde afirmaba lo siguiente;  “debemos de corregir nuestras instituciones políticas para que operen mejor, no de inventar nuevas ni de importarlas; se trata de que advenga una democracia profunda, en la que la democracia económica y social cuente con un soporte político más firme, y  un catalizador más potente, ya que la sociedad demanda que se abata la crisis y modernice, y haga más social la economía; se salvaguarde la soberanía social, y se profundice la democracia. Ratificaba son estas tres de las exigencias populares”. Amigos lectores, en verdad tenemos que reflexionar estas ideas de un hombre que de alguna forma fue un gran ideólogo con un profundo conocimiento de México, y que ahora en día se necesita que la sociedad civil tenga un papel preponderante.

Depredadores de recursos naturales

Sabemos el difícil momento en que nos encontramos en este planeta, donde sin lugar a dudas todos los recursos naturales que Dios nos otorgó, están siendo aprovechados sin menoscabo en su terminación por la falta de planeación en su explotación irracional. La solución somos todos; nuestro papel es el de vigilar celosamente nuestro entorno, pero también a quienes tienen por obligación legal el de preservarlo. En México necesitamos de reconocer que han sido pocos los que han sabido transitar del liderazgo de las leyes al liderazgo de las ideas y de la acción, al liderazgo que, montado en la legitimidad, no se acaba con la investidura.

En verdad cuanta falta hace de hombres y mujeres que amen profundamente a su tierra. Hoy en día quienes tratamos de contribuir a la grandeza de nuestro estado y municipio, deseamos nuevos liderazgos llenos de honestidad con trabajo organizado, con guía y brújula, con planeación bien dirigida en donde el ser humano de involucre aportando lo mejor. Hago votos porque a las candidaturas independientes se les facilite más la obtención de registros para operar con legalidad, porque desgraciadamente seguimos viendo los cotos de poder que siguen enquistados en casi todos los partidos políticos acreditados en el Instituto Nacional Electoral. Ya es tiempo de que las oportunidades de gobernar se otorguen a quienes si tienen vocación de servicio con honradez y capacidad comprobada. Estoy seguro que el cambio va a llegar muy pronto porque es una exigencia de los gobernados y por lógica creo que habrá voluntad política para hacerlo, porque necesitamos una Nación que viva en paz y armonía para obtener prosperidad.

Nuestra apuesta ahora, es por un México, un Jalisco y un Puerto Vallarta, en donde la corrupción no manche a nuestra comunidad, y en donde la mediocridad no empañe nuestros objetivos bien definidos en cuanto a un bienestar creciente y en armonía, pero sobre todo que la injusticia no ensucie nuestros ideales. ¡Todo por nuestra integridad de una comunidad que ama a sus valores!