Los cambios psicosociales que surgen tras la jubilación
Medicina Familiar / Dr. Marco Antonio Inda Caro / Médico de Familia
Acostumbrado durante años a levantarse a las 5 de la mañana, caminar más de 10 minutos para tomar el camión, desayunar temprano en el trabajo y luego enfrentar jornadas laborales de más de 10 horas (trabajaba tanto porque se sentía más cómodo en su trabajo que en su casa).
Según sus compañeros, evitaba participar en las conversaciones informales en los pasillos, a pesar de las invitaciones, y era visto como obstinado y ordenado, manteniendo su escritorio impecable y sus papeles meticulosamente organizados. Consumía poca agua y, en su mayoría, permanecía callado. Iba de un trabajo a otro para acumular las semanas suficientes y poder jubilarse con un salario pasable hasta los 65 años.
Su trato con el público era seco, insociable, huraño y cortante, con un tono alto que a menudo parecía de regaño. El ruido de los niños le molestaba, y no toleraba las preguntas simultáneas de varias personas, irritándose con facilidad.
Seis meses después de jubilarse, fue llevado de urgencia al hospital debido a visión de “estrellitas”, mareos repentinos al cambiar de posición, insomnio e irritabilidad, y había perdido 6 kilos. Sus familiares notaron que tenía arrebatos por cualquier situación, pero también percibieron un cambio repentino en su humor. A veces, decía que desde que se levantaba sentía odio y deseaba golpear a las personas que se cruzaban en su camino. Salía a caminar y regresaba algo relajado pero aún molesto.
Ni los familiares ni las personas que lo rodeaban se daban cuenta de que estaba comenzando a padecer Alzheimer, una demencia que se manifestaba con aislamiento, irritabilidad, baja tolerancia y cambios bruscos de humor. Los ejercicios mentales como la realización de tablas, adivinanzas o la lectura no eran suficientes. La demencia avanzaba imparablemente.
Aunque recientemente se ha asociado el uso de sildenafil como una medida para prevenir el Alzheimer, no todos optan por este medicamento debido a riesgos cardíacos preexistentes.
Menos de un año después de jubilarse, presentó todos los síntomas del Alzheimer. El comportamiento temeroso, huraño, antisocial, irritable, seco y cortante se convirtió en una puerta de entrada para esta y otras enfermedades, que a menudo se acompañan de ansiedad leve y posteriormente, depresión mixta.
Según la ciencia, la clave para combatir esto radica en mejorar el estado de ánimo, hacer ejercicio diario y consumir alimentos naturales de origen vegetal, ricos en colores y nutrientes, así como en mantener una conexión armoniosa con el entorno.