Lilly Téllez; un perfil estridente

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Si Lilly pretende seguir en la política mexicana o acceder a la posibilidad de ser candidata a presidenta en 2030, será necesario que escoja mejor sus batallas

María Lilly del Carmen Téllez García nació en Hermosillo, Sonora, el 14 de noviembre de 1967. Desde 1984 trabajó para los medios de comunicación, primero en un canal local de su estado como conductora, productora y reportera. Diez años después se incorpora a TV Azteca, en donde realizó varias investigaciones especiales y encabezó noticiarios por aproximadamente 15 años.

Inició formalmente su trayectoria política en 2018, cuando se postuló con MORENA como senadora por Sonora y ganó con el 46% de los votos. En 2020 se cambia a Acción Nacional.

Este año, Lilly Tellez intentó ser candidata a la presidencia de México por la alianza “Va por México”. Retiró sus intenciones públicamente cuando la coalición definió el método porque acorde a sus palabras “tiene fallas y riesgos de que se viole la ley electoral”, aunque muchos consideran que tenía más que ver con conseguir el número de firmas para ser la representante.

Su paso por el senado ha sido estridente (por decir lo menos), tiene la cualidad y el defecto de expresar sus pensamientos y críticas de una forma muy clara y fuerte en tribuna o medios de comunicación, lo que ha hecho que gane visibilidad.

Desde una perspectiva de imagen pública, el tema con Lilly Téllez es que no entiende que los discursos autoritarios que buscan imponer su ideología no son la mejor opción, pues si bien todos los mexicanos podemos convenir en qué queremos lo mejor para nuestro país, cada cabeza es un mundo, sobre todo en temas sociales.

Su agenda se caracteriza por ser conservadora. Aunque defiende los derechos humanos, expresa pensamientos que hacen que las minorías y sus defensores se alejen de ella, como la última crisis de opinión pública en la que se le acusó de transfóbica por decir que “los baños de hombres son de hombres y los de mujeres son de mujeres”. Específicamente cuando estamos en un momento de gran visibilidad para las mujeres trans por el fenómeno de Wendy Guevara, en el que gran número de la sociedad mexicana aceptó, apoyó e incluso empezó a normalizarlas.

Si Lilly pretende seguir en la política mexicana o acceder a la posibilidad de ser candidata a presidenta en 2030, será necesario que escoja mejor sus batallas y brinde discursos que no sólo contengan su opinión, también información. Hoy es más conocida por las controversias en las que se mete que por el trabajo que desarrolla en su labor como senadora.

Roberto Franco Briones

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