“El legado espiritual es mi mayor satisfacción.”: Presbítero emérito Carlos Peña Ramos
Miguel Ángel Ocaña Reyes
Tras 50 años de intensa labor, Carlos Peña Ramos concluyó su labor como sacerdote de la Parroquia de Nuestra Señora del Refugio en 2014, su labor evangelizadora fue muy importante por la dinámica participación que logró entre sus feligreses para lograr la construcción de uno de los templos emblemáticos de Puerto Vallarta.
En entrevista habla acerca de lo que representaron 50 años de apostolado en Puerto Vallarta, y comparte algunas de sus experiencias y reflexiones de vida.
¿Fue su última misa en la Parroquia de Nuestra Señora del Refugio?
Voy a seguir celebrando las misas cuando quiera y pueda, es la última misa con la responsabilidad como párroco, yo paso a ser párroco emérito, con un nombramiento honorífico, puedo seguir donde yo quiera, puedo estar aquí o en cualquier lado, pero sin tener la responsabilidad o la conducción de la parroquia, se le pasa al nuevo párroco.
¿Cómo se siente al tener su última misa como párroco?
Me siento bien, lo importante es tener una visión de Iglesia, lo importante es que la Iglesia camine, nosotros en la historia moderna tenemos ejemplos, por ejemplo el Papa Juan Pablo II dio al mundo una lección de cómo hay que sufrir hasta el último momento, hasta el último respiro seguir siendo cabeza, y aguantar el sufrimiento lo más posible, ese es el pensamiento de un pueblo polaco, Polonia fue una nación mártir, fue esclava del comunismo, destruida, humillada, etcétera, y ese pueblo se enseñó a sufrir, ese es el Papa Juan Pablo II, quiso luchar hasta que ya no pudo. En ese tiempo la iglesia estaba lógicamente desconcertada, no había una cabeza fuerte. Viene la contraparte, un Papa Benedicto XVI, un Papa alemán, hijo de soldado alemán, nazi, con una visión completamente diferente, con una visión de lo que importa para un nazi es que la causa camine, no yo, sino la causa, si yo ya no sirvo para que el ejército camine, pues pongo a otro para que siga, lo importante es el ideal, la lucha, y entonces él dice, el mundo moderno está muy complicado, mis facultades ya no están a la altura de cuando estaba yo era Josep Ratzinger que era el mero jefe de la doctrina, entonces yo me hago a un lado, y que venga un Papa que le de para adelante, son dos lecciones muy importantes en la Iglesia.
En una es importante porque hay que saber darle el sentido y aprovechar el dolor humano, como el Papa Juan Pablo II, hasta el último quiso sufrir, el Papa Benedicto nos dio otra lección muy importante, no es que sean contrarias, sino que se ocupan las dos lecciones, todos tenemos que pasar por momentos difíciles, de sufrimiento, de dar hasta lo último, ver que se conforme nuestra gente, esa es la lección de sublimar el dolor.
Y la otra, todos debemos de tener una causa por la cual luchar y por ella hay que esperar, si yo no soy el más indicado, adelante, que la Iglesia camine, son dos lecciones históricas modernas que cualquiera las puede percibir, en ese contexto, por ejemplo yo, ya cumplí en tiempo y forma como dice la iglesia, ojalá que venga uno que venga a darle para adelante, y yo no voy a dar ese espectáculo de que ya no pueda hacer las cosas, yo salgo ahorita todavía no con la capacidad que tenía cuando llegué, pero bien.
¿Qué planes tiene?
Tengo muchas posibilidades, pero por lo pronto voy a descansar mientas se ordena y encarrila el nuevo párroco, hay muchas posibilidades, en el Agua Azul tengo proyectos muy buenos que ya quedaron en la congeladora, pero posiblemente el que venga retome ese proyecto, yo siempre he pensado allá en la Agua Azul hacer un templo expiatorio para todo Vallarta, que incluso sea atractivo turísticamente hablando, que el turismo religioso tenga algo que visitar, y espiritualmente hablando, es el centro de toda actividad espiritual la eucaristía, entonces sería una cosa buena por los dos lados.
¿Cuántas misas dio a lo largo de 50 años?
Uy nunca las he contado, pero había días en que tenía uno que decir hasta cinco misas, yo duré aquí muchos años solo, iba a los ranchos, iba a todos lados, las necesidades lo iban pidiendo, yo no fui muy historiador, tuve un maestro que tiene hasta los alumnos que tuvo en su vida, las misas que celebró, los enfermos que atendió, todo, muy interesante, pero yo nunca tuve esa curiosidad, porque la vida mía fue un poco más agitada, no tenía tiempo de ponerme a escribir las crónicas del día ni del año, pero son muchísimas en 50 años.
¿Recuerda su primera misa en lo que sería la Iglesia del Refugio?
Sí la recuerdo, fue un 4 de julio de 1965, cuando aquí era una capillita de palapa, lleno de pozos porque aquí era el cementerio, y vine un 4 de julio, invitado por la gente de aquí que apenas empezaba en la capillita, yo estaba en El Valle ayudando al padre Aldana mientras me destinaban, de estar en Mascota en mi casa, pues me vine para acá un rato. Y me invitaron el día 4 de julio antes de ser nombrado y que yo pensara que me iba a quedar aquí, yo tenía otros proyectos, el Señor Obispo Anastasio Hurtado y Robles que me ordenó pensaba en ponerme en una parroquia en Compostela, y al último sin saber ni cómo, no sé ni por qué, yo soy hombre de campo pero de sierra, me gustaban los caballos, los pinos, y vine a parar a la selva, soy un pino que fue sembrado en la selva tropical de Vallarta, y un pino en la selva es muy raro, no se da, y yo me di, me sembraron aquí, aquí crecí, aquí florecí, aquí disfruto, y aquí quiero morir.
¿Cuál fue el sermón en esa ocasión?
Aquí era un camposanto, ¿y qué le decía a la gente?, vamos rezando un rosario y que la virgen nos ayude, era un puñado de gente de aquí del barrio incipiente.
¿Qué le gusta del actual Vallarta y qué lamenta?
Tengo un artículo que se llama Vallarta en el Tiempo, Vallarta cuando llegué era un paraíso escondido, un paraíso hermosísimo, donde la gente disfrutaba de su libertad y de su paz, no había peleas, las casas estaban abiertas, nadie se robaba nada, era un paraíso y físicamente era una selva, pero los tiempos fueron cambiando y vinieron otros intereses y llegaron gente con otra mentalidad, y el Vallarta hermoso se fue acabando, los árboles murieron y se convirtieron en edificios, las aves huyeron, no queda nada, hasta que hora vemos esos cruceros, los grandes aviones, las carreteras y las grandes inversiones, un lugar muy diferente, pero también vemos que se perdió la paz, que en lugar de estar cazando el conejo, el jabalí, el venado, ahora se está cazando a la gente, la violencia empezó a cubrir con sangre las calles de Vallarta, y es lo que estamos viendo ahorita, un Vallarta violento, enfermo en el sentido de la droga y de muchas cosas, vinieron otros intereses, otras visiones, otros modos de pensar y de ser y el Vallarta antiguo se redujo a algo muy pequeño, pero yo viví ese Vallarta antiguo, el Vallarta en crecimiento y ahora lo veo ya en crecimiento queriendo parar porque ya no hayamos donde hacer más casas. Aquí en Vallarta el problema es que ya no hay terrenos, ¿para dónde crece Vallarta?, va a crecer en Nuevo Vallarta porque tiene una inmensa extensión de terreno, desde la playa hasta el cerro de Vallejo, Vallarta no, eso es lo que me ha tocado ver.
¿Cómo le gustaría ser recordado?
Como una persona que fue amigo de mucha gente, he visto cuatro generaciones, y casi cinco de una familia, el futuro es incierto, afortunadamente yo todavía no estoy con los pies arrastrando.
¿Siente que todo valió la pena?
Todo valió la pena, cada momento, cada gota de sudor, todo, todos los trabajos son o difíciles o fáciles, si tú los haces con gusto, no hay cosa más fea que hacer lo que no te gusta, y cuando te gusta y estás convencido de lo que estás haciendo, no hay problema, y la parte espiritual que es la que menos toca uno y que menos se ve es la más satisfactoria aún. El legado espiritual es mi mayor satisfacción. Si alguien me va a recordar, va a ser por lo que platiqué con ellos, no tanto por la parroquia, pero lo que siembra uno en las personas se queda para siempre, esa es la mayor satisfacción, porque el hombre tiene que ser eterno, si tú tienes mucho que sembrar en la gente y tienes quien te quiera aquí en el mundo, vas a seguir vivo en el corazón de mucha gente, tu permanencia va a ser tan grande como sea la huella que dejaste, con tu familia, con tus hijos, con tus amigos, en todo, y para adelante vas a ser eterno porque vas a encontrarte con Dios, y vas a llevar también un poquito de equipaje de lo bueno que hayas hecho aquí, lo bueno se queda y se va contigo, esa es la dimensión eterna del hombre.