La polémica verificación vehicular en Vallarta

Hablemos en Serio / Javier Orozco Alvarado / Investigador de El Colegio de Jalisco, A.C.

En estos días diversos colectivos de la sociedad civil han estado convocando a manifestarse en contra de la VERIFICACIÓN VEHICULAR OBLIGATORIA, porque consideran que esta medida es meramente recaudatoria. 

Aunque con anterioridad el alcalde de Puerto Vallarta, el profe Michel, había declarado que en este municipio no se adoptaría el control de la verificación vehicular;  fue a raíz de la reciente visita del gobernador del estado de Jalisco cuando se acordó llevar a cabo la verificación, después de que el ejecutivo de la entidad se comprometiera a financiar la remodelación del otro carril lateral de la Avenida Medina Asencio.

La gente percibe esta medida como parte de las estrategias de recaudación para los gastos futuros de campaña hacia la candidatura del gobernador de cara a las elecciones presidenciales de 2024.  Pero además, están en contra porque consideran que esta  medida atenta contra la economía popular en un momento en que acabamos de salir de una pandemia que dejó sin empleo y en mayor pobreza a miles de familias que dependían del turismo.  Y la realidad es que el sector más golpeado de la economía nacional y mundial fueron todas las actividades y los trabajadores relacionados con la actividad turística. 

Sin estar en contra de las medidas de mitigación al daño ambiental y el cambio climático, la gente considera que no es lo mismo el parque vehicular o el grado de emisión de dióxido de carbono CO2 que se genera en la CDMX, Guadalajara o Puerto Vallarta.  Especialmente porque la afluencia de turistas y la relativa saturación vehicular en esta localidad es estacional y la calidad de aire en esta ciudad aún sigue siendo de buena.

Viendo objetivamente las cosas, debemos estar conscientes que no tenemos que esperar a que haga crisis el nivel de contaminación en nuestra ciudad, pero sería bueno hacer una adecuada medición de las principales fuentes de emisión de dióxido de carbono y  también quienes deberían pagar un mayor impuesto por el costo ambiental o por las externalidades negativas que generan, sobre todo porque no se justifica cargar el costo ambiental a los más vulnerables económica y socialmente, pues otros medios de transporte como cruceros,  aviones y yates que llegan a Puerto Vallarta son los que más contribuyen a la contaminación; eso sin contar los autobuses chatarra que circulan por toda las ciudad desde hace varias décadas.

Se calcula que en Puerto Vallarta hay más de cuarenta vuelos diarios en temporada normal, más un promedio de 4 cruceros por semana e infinidad de desplazamientos de yates particulares y comerciales en su respectiva marina, cuya emisión de CO2 es superior a la que emite el parque vehicular local.  Con todo ello, existen opiniones encontradas, pues mientras la Asociación de Empresarios de Bahía de Banderas considera que, a diferencia de las grandes ciudades industriales, en Puerto Vallarta aun no estamos en un nivel alto de contaminación ambiental; contrariamente a estas opiniones el investigador del CUC, Dr. Victor Manuel Cornejo López, advierte que en algunas zonas alcanzamos índices de 150 puntos de contaminación similares a los de la Zona Metropolitana de Guadalajara o la CDMX.

Al margen de la discusión sobre quienes contaminan más o cuanto deberán pagar por el control de emisión de contaminantes, lo cierto es que debemos cuidar el aíre de cara al futuro, pues la OMS estima que la contaminación ambiental del aire causa 4.2 millones de muertes prematuras por año en todo el mundo, debido a enfermedades cardiovasculares, respiratorias y cáncer. 

Se calcula que, en promedio, un avión genera 285 gramos de CO2 por kilómetro y pasajero; el coche emite 104, la moto 72 y el tren 14 (https://niusdiario.es>sociedad).  Por eso, para resolver el problema de la contaminación, la responsabilidad no sólo es de los ciudadanos, sino, principalmente, de las autoridades que deben mejorar los sistemas de transporte, hacerlo más eficiente y no contaminante e invertir en ciencia y tecnología para transitar más rápidamente hacia otras fuentes de energía limpias; pues en nuestra localidad todavía hay mucha gente pobre que vive en el medio rural o en colonias inaccesibles, que no cuentan con servicios o medios de transporte dignos que les permitan pasar estos estrictos filtros ambientales de las grandes capitales.