La jícama

La jícama es un tubérculo que pertenece a las leguminosas, es de origen mexicano y centroamericano, su textura es parecida a una papa, amarilla por fuera y blanco cremoso por fuera, de forma chata y redonda, la parte comestible solo son las raíces, ya que el resto se considera toxico.

Es rica en vitaminas B6, C, E minerales como el cobre, el hierro, el magnesio y el manganeso, fósforo, calcio, potasio, no contiene calorías y no se metaboliza, contiene 0,1% de grasas poliinsaturadas, contiene una fructosa llamada inulina que no se convierte en azúcar y que ayuda al organismo en la absorción de calcio de otros alimentos.

La jícama es ideal para comer entre comidas, ya que contiene gran cantidad de agua y fibra lo que ayuda a perder peso corporal, ayuda a mejorar la digestión, evita el estreñimiento y la retención de líquidos.

Combate el colesterol malo y los triglicéridos, combate la diabetes por su índice glicémico bajo, mejora la circulación, ayuda a producir glóbulos rojos en la sangre que se encargan de oxigenar el cuerpo, las células y los tejidos, estimula el sistema inmune, fortalece los huesos, es un antioxidante que ayuda evitar el crecimiento de células cancerígenas, aumenta la capacidad cognitiva, mejora la función neurológica, produce hemoglobina, establece los niveles de glucosa en la sangre, disminuye la presión arterial y reduce las posibilidades de sufrir problemas cardiacos, contrarresta los niveles de sodio en la sangre por su alto contenido en potasio.

La jícama puede ser preparada de distintas maneras ya que puede comerse cruda, cocida, hervida, asada o frita, algunos la encuentran insípida, pero para otros es muy refrescante con sabor dulce y almidonado. Sin duda la jícama es un alimento con grandes beneficios para nuestro organismo, previene y alivia enfermedades. La jícama puede ser incluida en nuestra dieta diaria para beneficiarnos de sus nutrientes además que su costo es bajo y puede encontrarse en cualquier supermercado.

Olivia Segura Health Coach
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