La Crítica
Red Interna / Humberto Famanía Ortega
Aceptar la crítica se requiere de humildad para aceptarla, no es casualidad que las personas más estables y triunfadoras tengan como costumbre no solamente escuchar críticas y consejos; estas personas suelen además pedirlos. Es muy común observar que la mayoría de los políticos se sienten todólogos, esa es la razón por la que fracasan. En efecto, si queremos ser mejores personas, llevar vidas equilibradas y ser más felices, es importante desarrollar la capacidad de escuchar consejos o críticas, y si es posible pedirlos, así podremos armonizarnos y obtener éxito en lo que nos propongamos sobre todo en tiempos difíciles.
Es muy común escuchar noticias falsas que se originan en mentes perversas, que por envidia principalmente, producen rumores y flautas mágicas que suelen perjudicar hasta a una comunidad. Cuando hay sustento se produce incertidumbre, dudas que se convierten en un arma capaz de desestabilizar a una sociedad que se ha forjado a través de muchos años. En pueblos chicos, en su momento se sabe de dónde vienen, y la verdad es vergonzoso saber que viene de personas conocidas, que por falta de conocimiento de causa provocan malestares a veces irremediables.
Somos humanos y nadie es ni más ni menos que tú, por eso debemos aceptar que estamos en el engranaje de la prosperidad, que para ser más productivos es necesario prepararnos y aceptar que el primer reto que tenemos es no enojarnos. También tratar de pensar que somos adultos, autoevaluándonos al reconocer que otras personas pueden tener la razón, y quizá yo esté cometiendo un error que me está perjudicando. Después de todo, existen personas que tienen una perspectiva diferente y ven cosas que yo no veo. Sin lugar a duda, que un individuo con madurez agradecerá siempre la crítica.
Cuánto perjuicio de quienes les encanta adular a empresarios prósperos, o bien políticos que ejercen una función pública a un alto nivel, simplemente con el deseo de obtener ciertos beneficios personales o de familia sin importarles el beneficio colectivo, a estos los detesto, porque son los primeros que salen corriendo cuando estos personajes terminan un mandato, o bien se les acaban los recursos a los empresarios. Dice por ahí una frase; cuando un barco se hunde lo primero que salen son las ratas. Esto lo aplico como crítica constructiva y lo trasmito con respeto, en el ánimo de buscar siempre el bien común que tanta falta nos hace.
Pues bien amigos, lectores llegamos a la conclusión de que la crítica debe de ser recíproca, favorece la empatía, refuerza las relaciones y la confianza. Es por eso necesario el promover la comunicación positiva y el crecimiento personal y grupal.
Ignorar las críticas destructivas y atender con humildad las críticas constructivas.