La corrupción
Consejos de una Bisabuelita Moderna / Por un México Mejor
El joven sin pelo dijo a sus amigos:
—Hay una palabra que escuchamos en todos los ámbitos y, solo oírla, me estremece…
Sus amigos, intrigados, preguntaron:
—¿Cuál es?
Tristemente, contestó:
—¡La corrupción!
El gracioso comentó:
—Mis padres me han pedido que nunca hable de política ni de religión en público porque, como dicen, cada cabeza es un mundo… Y difícilmente llegaríamos a un acuerdo.
Todos coincidieron:
—Cierto, es un tema muy complicado…
El joven sin pelo continuó:
—Tus papás tienen toda la razón; sin embargo, debido a la modernización de los medios de comunicación y al acceso ilimitado que incluso los niños tienen, muchos padres modernos les permiten ver todo, por miedo a que los demanden. Pero, gracias a Dios, nuestros padres siguen las tradiciones de sus ancestros y, nos guste o no, diariamente nos enteramos de todos los sucesos acontecidos. Así comprobamos que los temas más tratados están relacionados con los que hemos mencionado.
El joven recién ingresado intervino:
—Si hablamos de política, la corrupción aparece continuamente a nivel internacional. Es triste ver cómo infinidad de seres inocentes sufren las terribles consecuencias provocadas por las infamias de unos cuantos. Y ni hablar de lo que ocurre cuando empiezan las campañas políticas: los candidatos, en su afán de ganar adeptos, se dedican a destrozar a sus adversarios.
El gracioso opinó:
—Siento que debería haber una ley a nivel mundial que impusiera orden y respeto en el proceso de elección de candidatos. Antes de postularse, debería investigarse su pasado para determinar si son personas dignas y honestas. Así se evitaría que, durante las campañas, destruyan su reputación y la de sus familias. Porque, si gana un candidato que fue desprestigiado públicamente… ¡El pueblo será el verdadero perdedor!
Otro amigo intervino:
—Si mencionamos la religión, también encontramos casos de corrupción. El hombre es hombre, y si no entra por verdadera vocación, puede llegar a olvidar el mensaje principal: “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. Desde la aparición de múltiples sectas religiosas, muchas han caído en la competencia desleal, perdiendo su verdadera esencia. Sin embargo, cualquier religión que se profese merece respeto, pues representa valores, principios morales y un freno contra el libertinaje. Las que conozco están basadas en el amor al prójimo y en la búsqueda de la excelencia.
El gracioso añadió:
—Si alguien decide cambiar de religión y abandonar la de sus ancestros, debe ser muy precavido. A veces creemos haber hecho una buena elección y, sin darnos cuenta, caemos en errores irreparables.
La hermosa chica concluyó:
—Por desgracia, la corrupción está en todos lados: en la sociedad, en el trabajo, en la familia… Pero la más destructiva es la que llevamos dentro. Si no hacemos un alto en nuestras vidas para analizarnos y cambiar, no solo nos autodestruiremos, sino que arrastraremos con nosotros a quienes nos rodean.
Para mis hermosos ángeles del Grupo Canica.
Cariñosamente, su bisabuelita Ana I.