De la Codependencia a la auto dependencia
La vida es bella
“Cuando descubres que tú puedes ser el mejor fan de ti mismo, abandonas el hábito de mendigar la aprobación de los demás”
Rafael Vidac
Más de alguno de nosotros, hemos leído o escuchado algún fragmento del libro best-seller “Las mujeres que aman demasiado” de Robín Norwood, en el cual relata de manera clara y precisa historias de mujeres, con vivencias de dolor e insatisfacción; darlo todo por alguien, aparentemente de forma desinteresada y en el fondo esperar amor y aceptación a cambio.
“El codependiente está lleno de miedo a estar solo, miedo a no ser digno de ser amado, miedo de ser abandonado…una de las ironías de la vida es que tiene la capacidad de responder con gran compasión y comprensión ante las necesidades de los otros olvidándose de las propias.”
Parte del gran éxito de ese libro, se debe a que los y las lectoras nos hemos identificado con los personajes…todos solemos tener en alguna parte de nuestra historia a ese enfermo codependiente, que está luchando por liberarse de esas ataduras mentales que no lo dejan ser alguien verdaderamente pleno.
Pero, ¿en qué momento de nuestras vidas nos enfermamos de esto que Robín Norwood llama codependencia?
Tener como experiencia de vida, una niñez en la que el amor y las muestras de cariño no son gratuitas, vivir con la sensación de que la aprobación y la aceptación de las personas cercanas es algo que debe comprar con actos, crea en el niño la necesidad de hacer hasta lo imposible por obtenerlas, perdiéndose así el amor por la propia persona y poniendo como prioridad el hacer sentir cómodos y amados a los que lo rodean, haciendo suya la vida de los otros. Así nace un codependiente.
Así crece y muere el codependiente, a menos de que tenga el valor, para un día detener el tren de su propia vida y decidir dejar de vivir vidas ajenas y comenzar a vivir la vida propia.
Nadie dijo que es fácil romper ese estilo de vida, romper el rol de ser víctima, perder la abnegación y enfrentar el miedo a no ser aceptados.
Pero tampoco nadie ha dicho que es agradable vivir en la codependencia, a largo plazo es más sufrimiento el ser un eterno codependiente, pues llega el momento en que ya no hay nada que dar; solo resentimiento por dar y no recibir a cambio, por dar y de cualquier manera nunca quedar bien, ni con los otros, ni con uno mismo. Lo más deprimente de la codependencia, es que cuando se llega a viejo, al voltear atrás te llenas de nostalgia por la vida propia que nunca viviste, enorme renuncia que probablemente muy pocas personas valoraran.
Si hoy estas consciente de que necesitas recorrer tu propio camino, cometer tus propios errores, amarte a pesar de estos, ser feliz contigo mismo y a partir de esta situación de vida, sin compromiso u obligación, tener “algo para dar libremente a los que te rodean“…Estas listo para iniciar la senda hacia la auto dependencia.
“Puede que pienses que es difícil separarse y confrontar tus apegos y nadie puede negar que así es. Pero, incluso así, merece la pena el esfuerzo: el posible crear un estilo de vida inspirado por un desapego que lleve a menos sufrimiento. No importa a lo que estés apegado, siempre es posible romper con las cosas que nos pesan psicológicamente y comenzar de nuevo.”
Walter Riso
¿Cuál es el camino hacia auto dependencia?
Continuará.
Recuerde ¡la vida es bella!