La Chaîne des Rôtisseurs: Entre la sierra y el mar
Puerto Vallarta
El constante crecimiento y desarrollo de la bahía de Puerto Vallarta y Rivera Nayarit, han ido enriqueciendo la oferta de opciones de hospedaje y gastronomía, tanto para el residente como para el visitante.
Recientemente Grupo Sierra del Mar abrió el Club Xalli, casi frente a los icónicos Arcos de Vallarta, un club de playa de lujo en un punto en donde puedes mojar tus pies en el mar, y recargar tu espalda en la sierra para admirar el resto de la bahía.
El aprovechamiento del terreno y la playa para la realización de este club –con un diseño elegante, sin estridencias– es evidencia de la excelente visión de Grupo Sierra del Mar.
Una excepción en el protocolo
Posiblemente la sobriedad del Club movió a Andreas Rupprechter, Bailli de la Chaîne des Rôtisseurs a romper algunas reglas de la cofradía, al seleccionar a este nuevo Club de Playa para el evento de inicio de verano. Por primera vez los socios y algunos prospectos para sumarse al bailliage más exclusivo de este puerto, pudieron asistir en camisa de manga corta y bermudas para disfrutar de la comida a la orilla del mar.
Fue una tarde llena de sorpresas. Para empezar los asistentes fueron recibidos por Pierre Bonin, un francés muy “pata salada”. Pierre, como tantos otros, ha adoptado Puerto Vallarta como su hogar. Esto provocó que en la conversación se mencionaran a tantos restauranteros y hoteleros extranjeros que sucumbieron al canto de las sirenas vallartenses. La evocación nos recordó a Roland Bernard, Martín Good, el mismo Andreas, Bernard Guth, Bob Kisner, Ulf Henriksson, Hans Reize, Giles Lefor, entre otros muchos más.
Una fresca bienvenida
Como es costumbre en estas reuniones, la bienvenida se da con una fresca bebida tropical. En este caso fue de frutos rojos con Mezcal Alipus de San Andrés, infusión de jengibre y limón mezclada con cerveza artesanal de jengibre; agradable al paladar.
Un espléndido inicio
Cuando se trasladó a los asistentes a las elegantes mesas a nivel del mar, los cofrades fueron recibidos con un Ostión fresco con su Granite de Mignonette de Tequila blanco Código 1530 muy bien mezclado con jugo de cítricos acompañado de una refrescante y espumante Champagne Piper-Heidsieck. Siguió un gazpacho andaluz preparado a la tradicional usanza española acompañado por un Muscadet Sévre et Maine del 2021 de la región de Melon de Bourgogne.
Preparado en salsa de chiles morrón y güero, servido sobre una cama de arroz y puré de plátano, el siguiente tiempo fue el Huachinango a la veracruzana, cocinado para cada comensal. Y para resaltar los sabores de este tradicional platillo mexicano qué mejor que un Chenin Blanc 2020 de Anjou del Valle de Loire.
Esta experiencia gastronómica nos trasladó de las playas del sur vallartense a un rancho de otro continente, al acercarnos un medallón de Wagyu servido con jugo de oreja de cerdo. Se llevó los honores de la tarde. Cocinado y servido en el jugo, semillas Dijón y guarnecido con Topinambur, sorprendió el paladar de cofrades e invitados. Este manjar fue maridado con Vintango-Two Tango 2014 de cepas Cabernet y Nebbiolo del Valle de Guadalupe.
Un cierre excepcional
Un homenaje a la Yaca, fruta asiática adoptada por los campos nayaritas y reconocidos como la “fruta de los 7 sabores” fue el ocaso de esta experiencia: una Creme Bruleé de yaca delicadamente presentada y acompañada por un cosecha tardía austriaco, Welschriesling-Goldburger-Neuburger de la región del lago Neusiedlersee.
Degustamos los Petit Fours con un tequila Extra Añejo de Amatitán, Jalisco: Código 1530 Origen.
Algunos cofrades concluyeron la velada disfrutando unos habanos en donde el mar rompe sus olas: en la sierra.