Justicia indígena
Medicina Familiar / Dr. Marco Antonio Inda Caro / Médico de Familia
Al pie de la columna de El Universal, por fin una noticia que reproducir, en una comunidad indígena de Chiapas, pobladores secuestran a los hijos de la alcaldesa, su gobierno local los despoja de mas de 5 millones de pesos por un programa de mejora a la vivienda. Armados de valor, negociaron con el gobierno local y estatal por el pago de recurso que fueron retenido por el tesorero municipal.
¿Será que los indígenas del país tienen mejores valores que los políticos, los empresarios, los gobernadores que mueven los hilos del país…? ¡Claro que sí! Así se percibe. ¿Cuándo se han enterado de que los gobernadores luchen por mejorar los sistemas de salud, las carreteras o simplemente mejorar las condiciones insalubres de los trabajadores o de los comensales? (¿han visitado una cocina de chinos?, el piso lleno de aceite y ratas, encima de una tarima con doble piso).
Vamos en decadencia social, pero no todos somos iguales, todavía hay muchas personas con excelentes valores, ¿qué necesidad había de robar?, necesidad que todavía muchos políticos y empresarios tienen en mente, no hay aquí una justicia indígena, en muchos casos no existe una justicia, solamente hechos. Si me sigues Jorge, aplausos para tu tierra, para tus paisanos.
Hoy se cumplen 2 años de aquella mortandad, donde miles de personas murieron por el covid-19, no se podía creer que las personas con tan solo decir sí, se fatigaban por el daño causado a los pulmones, además aun podemos encontrar trastornos neurológicos de olvido, insomnio y trastornos de conducta.
Según los epidemiólogos y estadistas médicos, cada 5 años los virus mutan a una especie difícil de identificar y predecir, quiere decir que el siguiente año coincide.
Es en estos periodos cuando las ganas de robar por daño y prejuicios políticos ceden, pero se viene un miedo coloquial generalizado donde la carroña humana nos hace presas de querer sobrevivir.
¿Quién no recuerda la conjuntivitis hemorrágica?, se veía a las personas con los ojos llenos de sangre, lagrimas de sangre, fiebre, dolor de cabeza y malestar general, parecían zombis, y qué de aquellos a los que sufrieron chikungunya, que no podían caminar rectos, lo tenían que hacer un poco encorvados por el dolor vertebral que los quebraba; o aquellos internados por dengue hemorrágico que de estar platicando, perdían el conocimiento cayendo en paro cardiaco y muerte súbita en un abrir y cerrar de ojos. O la nueva plaga, la nueva y la que va a perdurar por siempre de aquí en adelante, “la obesidad”, esta misma que nos rebasa, que nos consume, que nos mata lentamente.
En décadas anteriores había personas que llegaban a los 100 años, tenían una lógica en su dieta, no había controles remotos, no había tanta comida rápida, no había teléfonos inteligentes, no había transporte, se iban caminando, no eran presa de su casa por el aire acondicionado, ni el televisor, por eso creo que robar a la comunidad indígena no es bueno, alguien tiene que pagar, en fin.
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