Hembrismo
Aprendiendo a ser feliz / Por: Psicóloga Hania Sosa

La semana pasada tuve oportunidad de participar en la Feria Bibliográfica del Centro Universitario de la Costa presentando mi libro “Dilemas de una Mujer Moderna”, y más allá de que fue muy agradable poderme presentar en el lugar donde me formé como psicóloga, más allá de la presentación del libro como tal, lo que disfruté mucho fue la sesión de preguntas y respuestas que sostuvimos al final, sobre todo porque la primera pregunta la hizo un joven estudiante que mostraba interés en saber si mi libro también le podría servir a los hombres para entender mejor cómo relacionarse con las mujeres; y la respuesta es sí.
Sí, porque la realidad es que, aunque es cierto que somos diferentes, existen puntos básicos en los que somos más parecidos de lo que queremos admitir, y muchos de los dilemas que vivimos las mujeres también los viven los hombres, aunque con alguna que otra variación precisamente debida a su género.
Esa pregunta llevó a que otras asistentes se animaran a preguntar y terminó siendo una charla bastante amena y fluida, en donde me preguntaban cuál sería mi idea de cómo podemos llegar a encontrar el equilibrio, entre lo que durante generaciones fue la realidad del machismo, y la contraparte que hoy se está viviendo de un feminismo radical que tampoco está generando esa equidad por la que inició el movimiento.
A este respecto les compartí un concepto que recientemente leí en el libro “Tenemos la pareja para la que nos alcanzó” del autor Rubén González. El concepto es el de hembrismo; y es que cuando utilizamos la palabra feminismo, como suena a antónimo de machismo, mucha gente entiende que es precisamente lo opuesto a ello. No obstante, cuando profundizamos en dicho tema podemos comprender que en realidad el feminismo está muy lejos de ser el otro lado del machismo, sino que ha pretendido lograr la equidad entre hombres y mujeres, la igualdad en cuanto a los derechos. No somos iguales, pero merecemos lo mismo.
Lo lamentable es que lo que inició como un movimiento de personas (hombres y mujeres) que estaban a favor de la equidad de género, en muchos casos se ha desvirtuado hacia lo que Rubén González define como hembrismo, que no es otra cosa que el nuevo machismo. Es la idea de que la mujer es superior al hombre; y esta idea es la que ha generado manifestaciones que llegan hasta hacer uso del vandalismo y la violencia. De eso no se trata el verdadero feminismo.
Para llegar a un equilibrio armónico entre hombres y mujeres, pienso que tenemos que empezar a funcionar desde la empatía, desde el amor y desde el respeto, no desde el miedo o desde la violencia. Debemos prestar atención al hecho de que el machismo no es algo que le haya afectado exclusivamente a la mujer. Hoy hay muchos hombres víctimas del machismo en el sentido de que ya no saben cómo relacionarse con nosotras porque temen que cualquier muestra de afecto pueda ser tachada como chantaje, manipulación o control.
Debemos aceptar que, así como hay muchos hombres que apoyan el movimiento feminista y la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, así también existen mujeres con mentalidad machista que han criado más hombres y mujeres machistas. Por lo tanto, el enfoque no debería de ser hombres contra mujeres. A lo que debemos de prestar atención es al hecho de que tanto el machismo como el hembrismo nos está afectando a todos como sociedad.
Vamos dejando de echarle la culpa al sexo opuesto y tratemos mejor de ver cómo podemos ser más empáticos, amorosos y respetuosos con las necesidades de los demás (hombres y mujeres), y cómo también podemos poner límites saludables para que nuestras necesidades también sean saciadas y respetadas.
No son dos bandos. Somos uno; todos estamos del mismo lado.
Hania Sosa
322 121 9959