Generación ejemplar vallartense
Red Interna / Humberto Famanía Ortega
Cuando sientes en tu alma el deseo de expresar la alegría de volver a ver a excompañeros de la escuela, con más de 54 años de haber salido de la secundaria, en verdad es todo un acontecimiento. Saber de antemano el esfuerzo que hicieron padres y maestros para que en 1952 se fundara la primera secundaria por cooperación en este municipio de Puerto Vallarta, Jalisco, añade aún más valor a este reencuentro.
Siempre que existe voluntad por parte de los pobladores para buscar su superación en todos los aspectos, especialmente en la educación, esa comunidad se convierte en una sociedad dinámica que, sin duda, permitirá una prosperidad en armonía.
Punto de partida y llegada
Siempre he comentado que la familia es el punto de partida y llegada en la sociedad. Para nosotros, los cristianos, la familia, por la acción santificante de la gracia, unida a los medios humanos a su alcance, llega a constituirse en un núcleo vital e insustituible. Es en el hogar donde el ser humano descubre continuamente nuevas experiencias, realiza ideales concretos y vive alegremente su identidad de ser único e irrepetible. Por eso, de aquí nace el proyecto de las familias vallartenses por buscar su superación, y qué bueno es que hoy un grupo distinguido de ciudadanos ejemplares celebre con alegría un aniversario más de esta educación intermedia, que en aquellos años no era tan fácil de completar.
Al recordar el sentir de mi hermana mayor, Rosa Luisa Famanía Ortega, tan feliz por el reencuentro con sus condiscípulos, me acordé de aquellos inolvidables tiempos, cuando mi hermana, siendo una joven inquieta y bella, admiraba mucho el compañerismo que se desarrollaba entre los jóvenes y el respeto que existía entre ellos. Se aprendía a aceptar y a ser aceptado, a cooperar, a ser solidario, a compartir sus bienes, a manifestar con naturalidad su enojo, su perdón, sus alegrías, sus experiencias y anhelos, y el amor hacia sus padres y hermanos. En aquel entonces, los habitantes de este paraíso escondido eran como una gran familia que, gracias a su solidaridad, lograba muchas cosas.
Comparto con emoción una síntesis del escrito de la formidable y distinguida maestra Josefina Chávez Sanjuán, quien fue exalumna de la Generación 52-55 de la Secundaria Ignacio Manuel Altamirano:
“Escuela Secundaria Ignacio Manuel Altamirano”
En el año de 1950, Puerto Vallarta dejaba de ser el paraíso escondido y abría sus puertas no solo para recibir al turismo, sino también a todos aquellos que llegaban en busca de nuevas oportunidades, quienes con el tiempo se convertirían en vallartenses por adopción.
El sistema educativo permanecía rezagado; solo había un jardín de niños y dos escuelas primarias: la “20 de Noviembre” para niños y la “15 de Mayo” para niñas. Como consecuencia, generaciones y generaciones de egresados, en su mayoría, tenían que conformarse con la preparación educativa adquirida en ese nivel.
Estando en la dirección de la Escuela 20 de Noviembre el profesor Arturo Arce Islas, maestro entusiasta y con gran visión futurista, asumió la tarea de establecer una escuela secundaria por cooperación. Después de realizar los trámites correspondientes ante la Secretaría de Educación Pública, logró la apertura del plantel al iniciarse el curso 1952-1953, que funcionaría con la clave No. Es 632-6, con el nombre de “Escuela Secundaria Ignacio Manuel Altamirano”, bajo su dirección y en el mismo edificio ocupado por el plantel a su cargo.
Profesores de calidad
No había límite de edad para la solicitud de ingreso; en consecuencia, se integró un grupo bastante numeroso de alumnos, del cual nosotros, orgullosamente, formamos parte. Era tal el entusiasmo del Director que, al no disponer de personal docente calificado, con el don de convencimiento que poseía, logró que los profesionistas residentes en la localidad, con su mejor disposición y sin ningún interés económico, prestaran sus servicios como maestros de las diversas materias comprendidas en el programa de estudios.
Ellos fueron: Profesor Arturo Arce Islas, Director y maestro de Historia Universal, Ing. Rafael Flores Miranda, maestro de Matemáticas, Álgebra y Trigonometría, Lic. Carlos Rodríguez Pedroza, maestro de Literatura, Dr. Antonio Sahagún Rodríguez, maestro de Física y Química, Dr. Agustín López Alcalá, maestro de Biología, Profesora Teresa Barba Palomera, maestra de Geografía, Vicecónsul Federica Hall, maestra de Inglés I, II y III, Dr. Manuel Baumgarten Joya, maestro de Historia, Dr. Javier Baumgarten Joya, maestro de Biología, Dr. José María Guillén Padilla, maestro de Biología, Pintor Manuel Jiménez, maestro de Dibujo.
Pianista Magdalena Zavala, maestra de Música, Contador Salvador Solórzano F., maestro de Historia de México, Esteban Ramírez, maestro de Modelado, Lic. Luis Páez Puerta, maestro de Civismo, Maestro José de J. Nolasco, maestro del taller de carpintería, Maestra Ma. del R. Barba P., maestra de corte y confección, Ing. Ernesto González, maestro de Música.
Parece increíble que, a tantos años de distancia, hayamos podido reunirnos nuevamente. Este, que parece un reducido número de compañeros, es aparentemente pequeño, pero grande en hermosos sentimientos. Ocupa un lugar muy especial, el de nuestra gratitud hacia todos nuestros maestros, quienes, con su gran sentido de responsabilidad, sacrificaron sus horas de descanso y, en ocasiones, desatendieron tareas requeridas por su profesión para hacer posible que, con las bases firmes de conocimientos que nos dejaron, pudiéramos alcanzar las metas que nos propusimos.
Están presentes en nuestro recuerdo todos aquellos que se nos adelantaron en el viaje sin retorno, a quienes brindamos un minuto de aplausos. No olvidamos a los compañeros que, por una razón u otra, no pudieron realizar su sueño.
Un encuentro fraternal
Fue un día muy especial para cada uno de nosotros. Al vernos nuevamente reunidos por primera vez en tantos años y al recordar aquellos momentos de estudiantes, la presencia de personas tan queridas y respetadas, acompañándonos en estos actos tan significativos, nos llenó de alegría; nuestras vidas retrocedieron 54 años.
A todos nuestros profesores, y en especial al Dr. Agustín López Alcalá, al Dr. Antonio Sahagún Rodríguez, al Ing. Rafael Flores Miranda y al Lic. Carlos Rodríguez Pedroza, aquí presentes, les decimos que los conocimientos que sembraron en nosotros dieron sus frutos, y que, gracias a su labor, lograron que este grupo de profesionistas se haya realizado.
La Generación 1952-1955 de la Escuela Secundaria Ignacio Manuel Altamirano les dice: Gracias, maestros. Muchas gracias.
Realmente, ¡qué emotividad en estos eventos tan importantes de la vida! La felicidad es profunda y conlleva la satisfacción personal de tener la certeza de estar cumpliendo la misión para la que fuimos creados, manifestándose en la paz interior, aun en circunstancias adversas y dolorosas.
Alumnos de la Generación 1952-1955:
Josefina Chávez Sanjuán, Teodora Pérez González, Ramona del Real Flores, Margarita Nolasco Ruiz, Rosa Luisa Famanía Ortega, Sara González Lomelí, Josefa Flores Bonilla, Primitivo Cibrián de León, Armando Miranda Saavedra, José Manuel Cervantes, Antonio López.
Los ciudadanos nacen en la familia y en ella aprenden a vivir las virtudes sociales, que son el fundamento del desarrollo de la sociedad.