Equilibrio

Red Interna / Humberto Famanía Ortega

Debemos afianzar nuestros lazos familiares, que son la parte medular de toda sociedad

Desde hace algunos años, se observa que el ritmo de la vida humana se ha acelerado. La lucha por sobrevivir se vuelve más áspera; el ajetreo para satisfacer el ansia de los apetitos desordenados que nos dominan es incesante. La incertidumbre del mañana nos desconcierta, o bien nos lleva a la búsqueda de placeres inmediatos, y, en muchas ocasiones, desmoralizadores. He sido repetitivo en mis opiniones periodísticas sobre el inmenso valor que tiene el ser humano en la búsqueda del bienestar armónico y equilibrado, fomentando siempre el trabajo colectivo basado en la unidad, la tradición, las costumbres y la cultura con bien común, todo ello por el amor a nuestra tierra.

Debemos afianzar nuestros lazos familiares, que son la parte medular de toda sociedad. La vida se ha encargado de darnos algunas lecciones que nos han costado muy caras; la experiencia adquirida ha sido muy dura, y la desilusión que nos ha producido ha sido tal que, en ocasiones, nos hemos encontrado faltos de fuerza para ponerla en práctica. En vez de adelantarnos a los acontecimientos, parece que nos hemos dejado arrastrar por ellos. Hemos creado nuestro propio somnífero, una “parte elemental que mueve el sueño”. No, amigos, salgamos siempre adelante; necesitamos justificar nuestra propia existencia para trascender con los dones que Dios nos ha otorgado.

Cooperación constructiva

Siempre he manifestado que el hombre y la mujer se miden por los problemas que pueden resolver. Esta situación es un reto constante en la lucha por la vida. La firmeza de corazón y de propósitos en los seres humanos es garantía de grandes cosechas en triunfos bien obtenidos, recordando que la fuerza y la resistencia se adquieren, mientras que la velocidad y la destreza se aprenden.

Está comprobado que, para avanzar en las metas comunes, el único camino que existe es la cooperación constructiva y nunca las estériles recriminaciones. Lo más importante es que nos constituyamos todos, pueblo y gobierno, en una verdadera alianza, porque en estos momentos de prueba va a ser determinante la confianza que se dé a nuestras autoridades.

Devolvámosle a Vallarta

Seamos claros en el nuevo Puerto Vallarta que tanto hemos deseado. Respetémonos mutuamente y demostremos buena voluntad en las acciones que emprendamos a favor de esta querida tierra que tanto nos ha dado. Devolvámosle algo de nosotros para justificar nuestra permanencia en este sagrado rincón.

Cultivando nuestras facultades, seguramente lograremos mayores triunfos en nuestra vida. Hagámonos a la idea de que pretender, con todo ardor, pero honesta y lealmente, el triunfo de no ser egoístas nos dará mayores satisfacciones. Si no nos hemos preparado para la lucha de la vida, es preciso que nosotros mismos lo hagamos. Adelante en nuestras convicciones, cultivemos el cuerpo y el espíritu; nunca nos menospreciemos, ya que el enorme reto en la actualidad es nuestro propio desarrollo. La meta es la obtención definitiva de un progreso equilibrado. Es importante concebir que cuando el ser humano pierde sus principios supremos, pierde el propio sentido de la vida, “su camino”, y por lógica se le dificulta alcanzar su propio destino. El que pierde el camino se ve invadido por una angustia de lo incierto.

Ánimo ante las adversidades

Nuestro estado de ánimo no debe decaer, aunque la actualidad nos parezca difícil. Por otro lado, no nos dejemos abatir por las situaciones internacionales; al contrario, hay que tomar soluciones congruentes y responsabilizar a todos los actores económicos y políticos para que desempeñen a cabalidad su papel, dejando de lado las lamentaciones, sobre todo aquellas que se refieren a la desconfianza e inestabilidad cuyo origen se debe a lo que acontece fuera de nuestras fronteras y que, de alguna forma, ha sembrado una verdadera psicosis en muchos inversionistas.

En innumerables ocasiones, en mis opiniones, hago hincapié en elevar la productividad de los mexicanos bajo un esquema en el que la alimentación y la salud les den la garantía necesaria para desarrollarse como seres humanos, complementados con una educación que les permita ser activos en nuestro propio desarrollo. Con estas acciones, seremos un pueblo más apto para resistir cualquier embate en contra de nuestra estabilidad.

Atender la pobreza y el rezago

Estamos inmersos en los problemas económicos, sabiendo que el gasto social es importante para poder atender primordialmente la pobreza y el rezago. Para cumplir con este sector, necesitamos generar crecimiento en cuanto a los recursos de la economía, pero aparejado al social. Es necesario e indiscutible generar recursos públicos para cumplir con muchas de las demandas, algunas de las cuales se hacen más de lo posible, pero nunca lo necesario.

Así pues, la mejor forma de corresponder a la armonía y al equilibrio de una comunidad, es tener confianza hacia los que gobiernan, quienes deben tomar conciencia de que la distribución de los egresos sea transparente y justa, promoviendo a la vez el crecimiento. Por otro lado, la política fiscal debe tener una mejor forma de captación, siendo clara, sencilla y segura, para evitar el burocratismo excesivo. Todo debe estar estabilizado para lograr que las cosas sucedan con un sentido de planeación que siempre optimice los recursos destinados al bienestar de todos, y que a la vez constituya bases sólidas para la captación de ingresos, donde estemos convencidos de su aplicación honesta.

Tiempo de evaluar

Es tiempo de reflexión, pero sobre todo de trabajo comunitario, porque existen muchos seres anónimos que colaboran con su pueblo sin hacer aspavientos; son estos quienes practican todos los días un verdadero trabajo encaminado a buscar el bien de las familias.

Es aquí donde el político debe evaluar las acciones de estas personas, tendientes al mejoramiento de su comunidad, y así estimularlos a seguir adelante, convirtiéndolos en verdaderos aliados por la grandeza de su país, estado y municipio.

Todos los partidos políticos, si quieren ganarse la confianza, deben afrontar el reto de la búsqueda de bienestar social en un clima de paz y tranquilidad con trabajo perseverante, ya que estos elementos son básicos para lograr la evolución requerida en estos tiempos de grandes cambios.

Verdad y compromiso

Con los hechos es como se demuestra la verdad y las promesas, cuando son compromisos, adquieren una gran dimensión en el terreno de la sociedad misma, siempre reforzando la confianza en los ciudadanos. En política, esto eleva a la función pública a un nivel de eficiencia y honestidad, signos de grandeza en la confianza de los servidores públicos.

Siempre he comentado que el juez más implacable de cualquier rincón del mundo es el pueblo mismo; ante esta situación, todas aquellas administraciones pasadas y presentes pasan siempre por el escrutinio de sus gobernados. Ahora se opta por quienes ofrecen un cambio en muchas acciones a favor de la sociedad que gobiernan, porque es aquí donde más ha impactado la economía, y por lo tanto, los programas de infraestructura para beneficio de los más desprotegidos son mínimos.

El equilibrio se logrará cuando pongamos en la balanza de la vida, una productividad en constante prosperidad junto con unos valores de vida capaces de moldear nuestras conductas. Aunque el camino sea arduo, los mexicanos, bajo la regia inspiración de nuestra grandeza, manifestaremos tener la guardia levantada, prestos a rescatar conquistas hoy cuestionadas.