Enfermedad prolongada
Letras Sahumerias / Por M en E Marisú Ramírez Muñoz
Hablar de salud social tiene demasiadas implicaciones, por un lado, el desenvolvimiento humano con sus alcances filosóficos, científicos, su libertad en el cumplimiento de sus roles laborales y educativos.
Procesos transformadores históricamente acompañan al ser humano, esto abre posibilidades de vida y permanencia a través de sus formas de adaptación, y lo prolongan conjuntamente en la realización de sus expectativas (sueños) para lograr todo lo que se propone, se requiere salud individual y social, así como el acceso a una educación acertada eslabonada a una moral adecuada.
Insisto en este asunto a partir de revisar diversos estudios de especialistas en sociología, antropología y educación, llama mi atención la propuesta de Sigmund Freud en su libro “El malestar en la cultura” (1930), al referir el comportamiento de la humanidad.
“Desde hace mucho tiempo se había forjado un ideal de omnipotencia y omnisapiencia que encarnó en sus dioses, atribuyéndoles cuanto parecía inaccesible a sus deseos o le estaba vedado, de modo que bien podemos considerar a estos dioses como ideales de la cultura. Ahora que se encuentra muy cerca de alcanzar este ideal casi ha llegado a convertirse él mismo en un dios, aunque por cierto sólo en la medida en que el común juicio humano estima factible un ideal: nunca por completo; en unas cosas, para nada; en otras, sólo a medias. El hombre ha llegado a ser por así decirlo, un dios con prótesis…”
La humanidad está en medio de un desafío llamado “cultura consciente”, éste exige actitudes renovadas a partir de la educación para entender sus procedimientos y dimensionar el control que se ejerce desde el planteamiento globalizador, mismo que ha intentado controlar la cultura de las naciones y sus actos educativos y ponerlos al servicio de sus intereses. Es como un contrato social por encima de los intereses realmente sociales, sin la suficiente sinergia entre intereses humanos, valores nacionales y desenvolvimiento de actos financieros.
En otros términos, se frena con actitudes contrarias al interés común el desarrollo sostenible de la humanidad. En concreto se mina la libertad… en una comunidad humana se agita el ímpetu libertario, puede tratarse de una rebelión contra alguna injusticia establecida, favoreciendo así un nuevo progreso de la cultura y no dejando, por tanto, de ser compatible con ésta; pero también puede surgir del resto de la personalidad primitiva que aún no ha sido dominado por la cultura, constituyendo entonces el fundamento de una hostilidad contra la misma. Por consiguiente, el anhelo de libertad se dirige contra determinadas formas y exigencias de la cultura, o bien contra ésta en general (Sigmund Freud op.cit).
Hoy el concepto humanista merece respeto. México pronto entrará en el umbral de una nueva oportunidad que exige ese clima, además del disfrute de alternativas para progresar, donde no podría olvidarse la necesidad de aclarar todas las estrategias que se están aplicando con el fin de obtener los mejores resultados.
En México es urgente contar con ciudadanos conscientes y gobernantes comprometidos con su ejercicio público, todo para dar el sentido necesario a una mejor vida a la sociedad. Por lo tanto, estar educado con bases éticas y morales permite a los ciudadanos pedir cuentas claras en la aplicación de los presupuestos, todo esto reflejado en mejores servicios, principalmente seguridad, educación en todos los niveles, y por supuesto en el renglón de la salud.
El objetivo es encontrar y mantener el sentido de una mejor existencia sin coartar el derecho a la libertad de nadie y donde también es urgente proporcionar opciones a la ciudadanía. No es sencillo cuando no se atiende la estrategia de esta era deshumanizadora, la cual da paso a la oportunidad de reflexionar en la importancia de lo que es la equidad, el respeto e igualdad para un mejor desarrollo social, cultural y educativo del ser humano.