¡El triple de enfermos!
Medicina Familiar
Dr. Marco Antonio Inda Caro
Médico de Familia
Es impensable, agotador y muy estresante acudir al IMSS por una prueba rápida cuando está llegando el triple de enfermos solicitantes a las unidades médicas por una prueba rápida de COVID. Tan solo llegar, vez unas filas enormes, llegan las personas con sillas portátiles, con el perro, con una lonchera para esperar horas para la prueba. Cuando salgo en la noche a las 7:30 para decirles que se acabó el turno, lo primero que dicen:
“Ya sigo, tengo desde las 8 de la mañana esperando mi turno, además ya traigo la prueba, nada más vengo por mi incapacidad, ¿cómo es posible?”
El personal sano, sin enfermedades, ya vacunado, es el motor de las empresas y la economía es lo que más nos pega en el bolsillo del trabajador. Cuando no tenemos dinero, las obscenidades y los desajustes emocionales, transforman en un infierno nuestra mente y nuestras conductas. La página del gobierno federal para solicitar permiso COVID está saturada y mucho muy lenta, sería prudente llenar un formulario con el código QR en cada unidad médica y que en automático saliera el permiso, obvio avalado por el personal de salud que fuera rápido y más eficiente.
6 días son suficientes en aquel personal sano con los esquemas de vacunación completos. Los estados de ansiedad generalizada y depresión es lo que se está cocinando como olla vaporera ante esta situación.
-Oscar creo que mañana me voy a hacer una prueba porque tuve fiebre, dolor de cabeza y malestar general, me duro 2 días, hoy ya me siento bien, solo con gripa y una tos que ya empieza a madurar.
– Doctor, ya no tenemos personal, sé que la salud es primero, pero sin nada más tiene eso, no deje de trabajar, ¿usted no tiene ninguna enfermedad? le mando cubrebocas N95, no se lo quite y atienda su servicio con responsabilidad.
-Y si dejo de trabajar, ¿me van a dejar de pagar?
–Sí, se les descontará tal cual, es una responsabilidad el estado actual de cada persona y además no tenemos de donde jalar personal médico.
Los estados emocionales como la ansiedad y la depresión, están acaparando la mente de aquellas personas con predisposición o tendencias emocionales de inestabilidad, que son la mayoría de jóvenes internautas de un perfil emocional quebradizo y frágil.
Ese estado de COVID per-se, se acelera por estas personas que vulnerablemente pronuncian los síntomas más intensos, asociándolos a un desastre físico-mental. Cuando estas personas de perfil ansioso-depresivo llegan a ser jefes de alguna empresa o estar en un puesto clave que maneja a cierto grupo de personas, el trabajo se realiza bajo ciertas medidas de hostilidad e intransigencia, provocando un ambiente laboral pesado y difícil.
De pronto estaba pronada (boca abajo con el respirador conectado a su boca), era Cuquita, sordomuda que daba estampitas a los pasajeros de rutas Vallarta-Bahía de Banderas por una módica cooperación, no tenía una cuota como tal, en las estampitas venían figuras religiosas, como vacilando con la conciencia religiosa de las personas, una forma de obtener dinero. Era diabética, hipertensa con obesidad, de las llamadas “antivacunas” decidió jugársela sin ellas. Su esposo estaba al pendiente y decía en forma de lamento, no se quiso vacunar. A pesar de su discapacidad para hablar y escuchar no era para ella nada difícil dominar a la población que la veía pasar por los pasillos de los camiones, desaliñada y hedionda al darles una estampa religiosa y posterior pedir la cooperación muy a su modo, te preguntaba movimiento su cabeza y haciendo ademanes con un lenguaje corporal muy fluido pidiendo dinero, identificaba de forma inmediata el sí y el no, cuando era sí estiraba su mano, cuando era no además de un rechazo franco hacia la persona, te miraba con ojos profundos y el ceño fruncido para mostrar lo miserable, decía que su trabajo era una forma de ganar dinero sin robar ni pedir limosna.