El legado inmortal de Rafael Guzmán Mejía: Un faro de la conservación ecológica
Por: Miguel Ángel Ocaña Reyes
A la edad de 73 años, falleció el doctor Rafael Guzmán Mejía por causas naturales en su hogar en Ixtapa. Su esposa, la doctora María del Carmen Anaya Corona, lo acompañó durante sus últimos años, tras su jubilación de la Universidad de Guadalajara.
Rafael Guzmán Mejía, Doctor en Ciencias y experto en antropología cultural, fue presidente de la Fundación Mexicana para la Conservación Biológica, A.C. Su carrera se distinguió por un descubrimiento que revolucionó la agronomía: el maíz perenne.
En tiempos recientes, el Dr. Guzmán Mejía, renombrado especialista en Teocintle Perenne, reveló la existencia de tres semillas, una de ellas sin registro de identificación ni descripción taxonómica. Este hallazgo resultó de la cosecha de plantas emergidas tras las lluvias, con dos identificadas por su morfología característica y una tercera de morfología inusitada, sin precedentes en la literatura científica ni en su vasta experiencia.
Guzmán Mejía inició su formación en la Facultad de Agricultura de la Universidad de Guadalajara. Tras completar sus estudios, se convirtió en un destacado investigador, ideando la creación de la reserva de la biosfera de la Sierra de Manantlán, considerada la experiencia de conservación biológica más significativa del continente americano. Su descubrimiento del maíz perenne marcó un hito crucial en la agronomía.
Con una pasión inquebrantable por el medio ambiente, Guzmán Mejía cursó un doctorado en conservación biológica y desarrollo sustentable en la Universidad de Wisconsin. Este posgrado cimentó su convicción de que la investigación científica debe aplicarse a resolver problemas ambientales.
Su formación académica, enriquecida por cursos de agronomía, ecología, antropología, ornitología, y manejo de áreas silvestres, le confirió un prestigio envidiable. Dedicado a la investigación científica, Guzmán Mejía evolucionó hacia un protector ferviente del medio ambiente. En sus últimos años, centró sus esfuerzos en los fenómenos antropológicos, culturales y ambientales de la Bahía de Banderas, luchando incansablemente por la protección del río Los Horcones.
El doctor Rafael Guzmán Mejía será recordado por su humildad, su amor por el vino blanco, las letras y la naturaleza. Escribió la columna “Ser Vallartense” bajo el seudónimo El Gentil Expatriado para este diario y, junto con su esposa, publicó “Puerto Vallarta: Desde dónde vienes, hacia dónde vas”, un estudio detallado de la Bahía de Banderas.
Poseedor de una voz entrecortada que lo caracterizaba y una sonrisa contagiosa, el Doctor Rafael Guzmán Mejía cultivó amistades profundas, por momentos de carácter solitario pero siempre presente, atento, respetuoso, intempestivo por momentos fue un ser humano que trascendió más allá de lo material, y que en todo momento buscó reencontrarse con la naturaleza.
Desde estas páginas de Vallarta Opina, manifestamos nuestras más sentidas condolencias a sus hijos, su nieta, pero sobre todo a su querida esposa, la doctora Carmen Anaya Corona, con quien durante toda una vida compartieron logros y pesares, éxitos y decepciones, encuentros y desencuentros, pero siempre juntos mano a mano.
El legado de Rafael Guzmán Mejía perdurará, inspirando a generaciones futuras en la lucha por un mundo más sostenible y en armonía con la naturaleza.