El lado invisible del maltrato animal

ConCiencia Animal / MVZ. Carlos Arturo Martínez Jiménez

Los esfuerzos gubernamentales y pro animalistas quizá tendrían mejores resultados si trataran de visualizar el lado invisible del maltrato animal

Esencialmente, el maltrato animal es el comportamiento irracional de una persona hacia un animal con la finalidad de causarle sufrimiento, estrés o incluso la muerte. Esta problemática en los últimos años ha tenido una tendencia positiva hacia su visualización social, aunque el interés en su profundidad es prácticamente nulo y considerado competencia de protectores de animales y autoridades, pero estas a su vez, tienden a enfocarlo a las acciones de extrema crueldad y que rayan o se sumergen en la nota amarilla o roja.

Habría que cuestionar si la mayor parte del tejido social en México tiene la actitud y aptitud para tener animales de compañía, ya que, aunque las redes sociales y en las pláticas entre amigos o incluso en las consultas veterinarias se llenen de mensajes de un presunto amor incondicional a estos, en el subconsciente en general, se sigue percibiendo a los animales como objetos o seres muy inferiores, y se refleja en nuestros actuar cotidiano el vago concepto que tenemos del maltrato animal.

Otros tipos de maltrato

Y es que el maltrato animal no solo se limita o implica lastimarlo físicamente, sino también el abanico de este se extiende al abandono, privación del alimento, descuido su higiene o salud, dejarlo a la intemperie o en azoteas o amarrado con una escasa posibilidad de movimiento, entre decenas de otros preceptos.

Ciertamente y profundizando en la relación hombre-animal, las actuales leyes tanto para la protección animal como para su bienestar, contienen un mínimo de las obligaciones éticas para los mismos refiriéndose a evitar las torturas innecesarias, tratos brutales y otras medidas donde los animales que pueden tener extremo cansancio físico, pero no ahondan en la responsabilidad de darles un bienestar integral con los criterios científicos y zootécnicos.

Y tal como lo plasma Ibáñez Y González De Chavarri en 2003 al generar un cuadro de las causas genéricas del maltrato animal, y que definen la responsabilidad del ser humano en el sufrimiento animal, estas se definen en cuatro rasgos:

LA IGNORANCIA: Al no saber qué hacer.

LA INEXPERIENCIA: Al saber qué hacer, pero no cómo hacerlo.

LA INCOMPETENCIA: Al no tener habilidad o impericia para hacerlo.

LA INCONSIDERACIÓN: Al no hacerlo como se debe de hacer.

Si analizamos detenidamente estos rasgos, encontramos que hay un espectro invisible que puede ser consciente e inconsciente en el actuar de ser humano donde se manifiesta el maltrato animal, en la ignorancia de los propietarios al no informarse adecuadamente de los cuidados, los gastos, las necesidades etológicas y físicas de acuerdo al animal adquirido, o también las personas o grupos pro animalistas que en su afán de “rescatar” animales tienden a la acumulación de animales, y con ello, caer en los rasgos al no poder darles la atención adecuada a todos, o tratando de vacunar, desparasitar o inclusive dar tratamientos médicos o hasta oncológicos sin las medidas adecuadas o llevando a cabo campañas de esterilización masiva con nulos protocolos de bioseguridad, pre quirúrgicas, de manejo del dolor y asepsia porque en su ignorancia, inexperiencia, incompetencia e inconsideración creen que maltrato animal es solo lo que ellos consideran y no lo que sus acciones conllevan.

Otro plano donde se pueden puntualizar las variantes del maltrato animal, es en el escrutinio de las famosas 5 libertades de los animales como punto muy básico del bienestar animal para la compresión de la sociedad y estas son:

Primera. – Los animales deben tener la cantidad suficiente de alimento y agua para cubrir sus necesidades, con la periodicidad adecuada, esto implica que se le debe de dar alimentos adecuados y de calidad a los animales, por lo que el uso de alimentos caseros o croquetas de baja calidad, donde claramente se nota de manera directa en la calidad de las heces o el estado físico general, y el no dar estos requerimientos o tratar de justificarse de cualquier forma no quita que estas cometiendo maltrato animal.

Segunda. – Los animales no deberían sufrir malestar físico, por lo que se les debe proporcionar un ambiente adecuado, refugio, y un área confortable de descanso. Esto también conlleva a que si tienes una cantidad de animales o el tamaño del animal no es etológicamente proporcional con el espacio disponible, estás cometiendo maltrato animal

Tercera. – Los animales no deben sufrir heridas ni enfermedades. Aquí es donde más se adolece, ya que este punto involucra desde llevar un calendario de vacunación, desparasitación interna y externa en tiempo y forma, y esto no poco común o el peor aún al establecerlos los propietarios por sí mismos. En las veterinarias es terriblemente notable, que la gran mayoría de las mascotas por ignorancia o inconsideración, dejan pasar por meses e incluso años los cuidados de medicina preventiva, al igual que al verlos con algún signo como diarrea, vomito, algún padecimiento ocular, en la piel, o anorexia, postración o accidente, atropellamiento o ataque de otro animal, y dejan pasar demasiado tiempo esperando un milagro que lo alivie de la nada para no tener que gastar en consulta, o en la inexperiencia e incompetencia al querer tratarlos con remedios caseros, consejos de internet o algún recuerdo que se le parezca de los medicamentos de alguna consulta a la que llevaron a ese mismo u otro animal.

Y ni qué decir de aquellos grupos pro animalistas que llevan a cabo estas actividades usurpando de forma grotesca el criterio profesional de un médico veterinario. Y les guste o no, están cometiendo maltrato animal.

La Cuarta.– Los animales no deben sufrir temor o estrés. Este principio va muy de la mano con la segunda, y tiene que ver que en el espacio o ambiente donde se encuentren sean los óptimos, y la falla la podemos encontrar principalmente en los hacinamientos de personas acumuladoras, o albergues rebasados en los que dicha aglomeración podría desencadenar signos de estrés como caminar en círculos, lamido o rascado obsesivo de superficies, y conductas aberrantes como coprofagia, alotrofagia, y el temor por la agresividad entre congéneres. Si esto sucede, están cometiendo maltrato animal. Y la Quinta. – Es en esencia que los animales deben tener libertad para expresar su comportamiento normal y esencial en función de la especie, sexo y edad. Para ello se les debe proporcionar el suficiente espacio, atención y compañía, el mantenerlos aislados en jaulas, cuartos, azotea, atados la mayor parte del día, o humanizarlos al pasearlos en carriolas o tratarlos como un hijo humano celebrando cumpleaños, hacerlos comer en mesas, ponerlos a ver la tele por horas, es irremediablemente maltrato animal. Al maltrato se le debe de observar desde toda su extensión y aristas, si en un momento utópico los veterinarios denunciáramos estos actos, el 80% de las personas con animales estaría en la cárcel o pagando una cuantiosa multa. Los esfuerzos gubernamentales y pro animalistas quizá tendrían mejores resultados si trataran de visualizar el lado invisible del maltrato animal.