El Himno de Puerto Vallarta – El Coro
Voceros Incansables / Félix Fernando Baños
El Himno oficial del Municipio de Puerto Vallarta está formado por treinta y seis versos decasílabos, que componen un cuarteto y cuatro octavas. El cuarteto corresponde al coro, y las cuatro octavas al mismo número de estrofas.
El coro es la parte del himno destinada a ser cantada por toda la comunidad, primero como introducción y luego como respuesta a las estrofas, y dice así:
Es Vallarta una flor de celaje,
tibio engarce de palmas y luna,
amplia casa, fraterno lenguaje,
cordillera que mares acuna.
La metáfora del primer verso del coro identifica a Puerto Vallarta con sus celebrados atardeceres, como si fuera la culminación espléndida del más hermoso de ellos (“celaje”), vuelto una flor luminosa creada por el sol en la atmósfera de la bahía. El verso sugiere que la belleza natural de Puerto Vallarta es similar a la de estos admirables fenómenos atmosféricos (“es Vallarta una flor de celaje”);
El segundo verso evoca el ambiente de la costa –tibio, al templarlo el aire fresco que baja de los montes y la brisa del océano–, las palmeras ondulantes y la luna resplandeciente, combinadas como piedras preciosas, recordando la poesía y el romanticismo de sus playas mexicanas (“tibio engarce de palmas y luna”)
Dos metáforas forman el tercer verso:
La primera, “amplia casa”, identifica a Puerto Vallarta con las virtudes de apertura mental, generosidad, solidaridad y tolerancia, fraguadas en la inmigración indiscriminada, continua y pacífica, que ha definido su naturaleza como poblado desde que se fundó en 1851. En dicha amplitud de espíritu, reside una de las razones principales del encanto de Puerto Vallarta.
En esa casa espaciosa caben todos, hay sitio para todos por diferentes que sean. Allí nadie sobra, estorba ni está arrimado o excluido.
La segunda metáfora, “fraterno lenguaje”, identifica a Puerto Vallarta con un sistema evolutivo de signos que permite la inter-comunicación y el diálogo (“lenguaje”) entre hermanos, esencialmente iguales a pesar de sus diferencias (“fraterno”).
Esta metáfora tiene su correspondencia en otra visual del Escudo de Puerto Vallarta, las dos manos que se estrechan sobre un fondo de oro, escogida por su autor, José Manuel Martínez Peña, para destacar la actitud de los vallartenses hacia sus visitantes.
El cuarto verso describe el asiento geográfico de Puerto Vallarta, constituido por la Sierra Madre del Sur, que enmarca la bahía. La sierra se imagina como unos brazos maternales cósmicos, que se estrechan para que duerma en ellos el potente mar con la tranquila seguridad de un bebé que descansa en su cuna.
Asimismo, este verso equivale literariamente al cuartel superior derecho del Escudo de Puerto Vallarta, en el que se sintetiza la riqueza de los recursos naturales de que está dotado el puerto mediante la figuración de los Arcos de Mismaloya, un pez vela y el océano sobre el que resplandece el sol.
En resumen, el coro expresa la admiración por el patrimonio constitutivo de Puerto Vallarta, digno de conservación y aprecio.
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