El Castigo
Consejos de una Abuelita Moderna / Por un México Mejor
Los jóvenes de secundaria reunidos hablaron de cómo se habían llevado a la cárcel a un vecino de uno de ellos, después de que la mamá había intervenido para que su amante dejara de golpear a su hijito, y él muy enojado (y drogado con mariguana), la comenzó a golpear también a ella… Y, un hombre que pasaba por la calle al escuchar tantos gritos le habló a la policía…
El joven que había sufrido tanto, por parte de su padre el ex golpeador… Comentó lo siguiente: No dejo de agradecer a todos su invitación en Navidad, para que fuéramos en familia, a ayudar a esas apartadas Colonias que viven en condiciones paupérrimas, pues gracias a eso… ¡Mi padre dejó de golpearme y en público me pidió perdón, porque en realidad no me conocía!… Ahora… ¡Hasta se ha vuelto mi mejor amigo!… Gracias a Dios, muy a tiempo, cambió su comportamiento tan agresivo, pues… ¡Hasta había pensado en huir de mi propia casa, dejando a mi mamá y hermanitos con ese monstruo!…
Agregó el joven sin pelo: Gracias a Dios, no lo hiciste pues ni siquiera tienes la menor idea del terrible destino que sufren esos niños que andan deambulando solos, sin la protección de sus seres queridos… ¡Pues son muy asediados por personas sin escrúpulos! Ya que los utilizan… ¡Para hacerse ricos fácilmente!… Convirtiéndolos en sus esclavos, para que pidan limosna, o roben, o sean vendedores de drogas, o simplemente para vender sus órganos vitales tan bien pagados… Pero lo más triste para mí, es que habríamos perdido a un maravilloso amigo, tan honesto y bondadoso… ¡Capaz de dar hasta su vida en pro de sus semejantes!…
En ese momento algunas amigas ahí presentes, hasta se secaron sus lágrimas, sólo por pensar de perder a ese maravilloso amigo, que siempre estaba dispuesto a ayudar a sus semejantes, y, todos lo abrazaron efusivamente diciendo: ¡Trataremos de estar, siempre muy unidos!
La niña sin pelo de primaria que los alcanzó a escuchar, hizo una seña a sus amigos para que todos se unieran y más de dos Maestros, fueron a ver de qué se trataba esa reunión.
Ella con su hermosa sonrisa, se paró en medio del grupo e inició diciendo lo siguiente: Cuando me porto mal, Papá y Mamá, me sientan en la sala frente a ellos para preguntarme: Hijita… ¿Cómo crees que te has portado?… Cuando tontamente respondo: Pues bien… Se miran entre ellos y me vuelven a preguntar: ¿Si tú fueras la afectada, estarías contenta con ese proceder tuyo?…
Con esa pregunta, me hacen pensar y… Guardo silencio… Ellos con una gran paciencia esperan mi respuesta, y yo con gran pena les digo… ¡Claro que no!… Ellos agradecen mi honestidad y me proponen que pida perdón por mi falta, a quien haya lastimado, para que para que de esa forma, me sienta bien conmigo misma. Lo pienso bien y les prometo que repararé mi falta…
Después ambos me preguntan: Si tú fueras nuestra mamá, y nosotros tus hijos… ¿Qué castigo nos darías?… ¡Qué tarea tan difícil, el tener que hacerme responsable de mis actos!…
En ese momento pensé en ti (dirigiéndose al joven que golpeaban). ¡Es mejor un golpe, o que te griten, que ponerme a pensar!… Pero después de escuchar lo que sufren los hijos que tienen padres golpeadores… ¡Doy gracias a Dios por tener a mi familia!
Ahora comprendo cuando dicen: “Problemas de dos, se resuelven entre dos…” ¡Nunca frente a los hijos!… ¡Así tendremos mexicanos más honestos y humanos!
Para mis maravillosos ángeles terrenales del ¨Grupo Canica¨.
Cariñosamente Ana I.