Dialogo de una mujer con dependencia emocional
Medicina Familiar / Marco Antonio Inda Caro / Médico de Familia
Decía Doña E: -Ya estoy harta de él, no se comporta, un día llegaron tocando la puerta como golpeándola, lo buscaba un señor de unos 70 años y una mujer casi de la misma edad, era su esposa; con frecuencia ella pasada caminando en el atardecer frente a mi casa, insinuando que cada que ella pasaba, él le decía de piropos muy insolentes y vulgares.
Le dije al señor: -No le haga caso, no vale la pena, ya está muy enfermo, tiene diabetes y le hacen hemodiálisis, yo también estoy harta de él, así es de cínico y canalla, tengo viviendo 16 años con él y nunca me he merecido nada, estoy tan cansada de que a cada rato lo tienen que internar en el seguro, y tengo que acompañarlo malduermiendo en el piso y malcomiendo a media noche, ya le dije que cómo se atrevía a decir tantas tonteras, que si no le daba miedo que vinieran un día a quererlo matar. Esta tan seco (delgado) como la grama de la sequia del mes de mayo, que si le prende un cerillo fácilmente se quema todo, cuando se llega a levantar de la silla en la que pasa horas sentado en la banqueta viendo a las personas que pasan por la calle, tarda lo mismo que tarda la cuaresma de lo rígido de su cuerpo, mire, la mentada fístula (acceso vascular con que se conecta a la máquina de hemodiálisis) se la han cambiado como 3 veces porque se le infecta, no le pasa nada, no se muere, esta correoso, pero no me lo mate, si no, con quién me entretengo, ya estoy vieja junto a él, yo ya ni duermo pensando que algún día se va a ir y que voy a hacer, sola sin tener con quien pelear.
– Pues debería de hacer lo mismo que él, use el chantaje sentimental y reviértale la pichada, domínelo, al fin y al cabo, depende emocionalmente de el y él de usted.
Cata llegó un día reclamando: -Doctor le dijo a mi marido que tenía un corazón de potrero cuando vio la radiografía y de nuevo se fue a bucear, lo tuvieron que sacar entre varios buzos por que se estaba ahogando, ahí frente a los turistas de Bucerias.
-Cata y qué quieres que le diga, ¿que se va a morir porque no se quiso operar a corazón abierto cuando se infartó y se lo propusieron, que un día ya no va a despertar? No le puedo decir eso, es como tenerlo amenazado a una muerte segura porque abuso de su cuerpo, fumando, tomando alcohol y tomando riesgos contra su salud.
-Pues dígaselo, porque a mí no me hace caso y a usted sí, en cuando le dijo eso ¡se desapareció! y me hablaron cuando ya estaba internado en el hospital, por poco y ya no lo veo.
-¡No Cata!, no podemos vivir amenazados a muerte, a sus 60 años ya sabe los riesgos, ya sabe de qué se trata un infarto al corazón, ya sabe qué se siente cuando se le sube la presión arterial y siente el dolor por angina de pecho, ya sabe cuándo su azúcar esta alta porque ve borroso, incluso cuando se le baja porque suda y tiembla de madrugada cuando no cena y se aplica la insulina. ¿Qué más quieres con esas amenazas que tiene? Está bien que lo cuides porque es tu marido, pero él no se quiere nada, él no ayuda, cree que uno tiene una varita mágica que con tan solo tocarlo, con ella se le van a quitar todos su males por su conducta, un día que no lo acompañaste a la consulta todavía olía mucho a alcohol, ya sabías que toma alcohol a escondidas de ti, por si algo le sucede ¡no me sigas echando la culpa de su salud!