¿Con qué frecuencia usas la frase “ya sé lo que está pensando”?
Aprendiendo a ser feliz / Hania Sosa
Seguramente más de alguna vez has usado la frase “ya sé lo que está pensando”. Quizás lo has dicho en voz alta o quizás sólo lo has tenido en tu cabeza, pero la realidad es que podría apostar a que nadie nos escapamos de haber caído, en repetidas ocasiones, en esa idea equivocada.
Con frecuencia nos limitamos, nos detenemos o nos sentimos de alguna manera desagradable por el hecho de estar interpretando lo que terceras personas pudieran estar pensando en determinados momentos. A veces incluso podríamos creer estar tan seguros de saber lo que otra persona piensa, que no aceptamos ni siquiera el hecho de que esa persona en cuestión nos esté diciendo que no es así, ni, aunque te esté explicando lo que realmente está pensando.
Esto suele pasar cuando vemos ciertas expresiones faciales o ciertas actitudes en los demás y en automático interpretamos lo que esas caras quieren decir. Por ejemplo: Un joven comenta que en ocasiones está platicando con algún cliente en su trabajo y que, por alguna razón, el cliente se queda en silencio. Posterior a este hecho, el joven piensa que su cliente se enojó por algo que él haya dicho.
Otro ejemplo: Una chica se compra unas zapatillas y, el día que decide usarlas, no se anima a bajarse del coche porque ve que una mujer se le queda viendo y cree que dicha mujer está pensando que se ve ridícula.
Tercer ejemplo: Un hombre platica con su esposa acerca de una situación que sucede en su trabajo, y que con frecuencia le causa molestia. Acto seguido, su esposa hace los famosos “ojos de huevo” y él le dice “ya sé lo que estás pensando”; le dice a su esposa que seguro está pensando que por qué no se atreve a poner un límite y que es un cobarde. Ella le explica que no, que lo que realmente está pensando es que él podría renunciar a ese trabajo pues considera que tiene la capacidad de hacer las cosas por sí mismo, que le iría mejor y que así no tendría que estar lidiando con su socio.
¿Qué tienen en común estos tres escenarios? Lo que tienen en común es que las tres personas que dicen o piensan lo que el otro está pensando están teniendo una distorsión cognitiva llamada “interpretación del pensamiento”. Esta es la creencia EQUIVOCADA de que sabemos lo que otra persona está pensando.
La interpretación del pensamiento generalmente nos ocasiona muchos conflictos, salvo que estés interpretando que los demás piensan cosas positivas o favorables (lo cual es menos común).
La interpretación del pensamiento se considera una distorsión cognitiva ya que es una forma errónea de procesar la información y la analizamos de tal manera que nos genera conflictos o consecuencias negativas.
Existen frases clave a las que les podemos poner atención para empezar a detectar cuando estamos teniendo esa distorsión cognitiva. Observa cuando estés diciendo o pensando <<Eso es porque…>>, <<Eso se debe a…>>, <<Sé que eso es por…>>
Para contrarrestarlo, puedes preguntarte: ¿Qué pruebas tengo para suponer eso? ¿Puedo hacer algo para comprobar si esa suposición es cierta?
Con mucha atención a tus diálogos interiores, podrás ir detectando esos malos hábitos mentales para que empieces a hacer una diferencia significativa en tu vida y en tus relaciones con los demás.