Cómo prevenir una generación de mujeres excluidas en el mundo laboral
De acuerdo con un informe de Adecco sobre la vuelta a la normalidad para 2021 se encontró que hombres y mujeres habían experimentado la pandemia de manera diferente.
Lo que ya se ha confirmado, es que la primera ola de la pandemia en 2020 generó un colapso en el empleo de las mujeres. Desde entonces, no muchas de ellas han regresado al trabajo.
Se ha demostrado que las mujeres trabajan de manera desproporcionada en sectores como la hotelería y el comercio minorista, que se vieron especialmente afectados por el Covid-19. En otros, como la salud y la atención social, las mujeres estuvieron en la primera línea de la crisis y las condiciones laborales se volvieron más estresantes.
Otra parte importante de la explicación es que en muchas sociedades las mujeres todavía conllevan la mayor parte de las responsabilidades del cuidado doméstico, y estos aumentaron dramáticamente a medida que las escuelas cerraron y las familias trataron de proteger a las personas de la tercera edad del virus al hacerse cargo de más aspectos de su cuidado.
McKinsey y Lean In descubrieron en 2020 que en los hogares de dos ingresos donde uno de los cónyuges dejó de trabajar, en el 80% de los casos la mujer asumió al menos cinco horas adicionales de tareas domésticas durante la etapa inicial de la pandemia.
La lentitud del regreso laboral de las mujeres acentúa un problema creciente que COVID-19 aceleró, la digitalización de la economía y la participación elevada de estudiantes que cursan carreras STEM.
Entonces, ¿Cómo prevenir una generación de mujeres excluidas en el mundo laboral luego del rezago generado por COVID-19?
Aquí tenemos cinco sugerencias que comparte Grupo Adecco, socio de soluciones de capital humano líder en el mundo:
Primero, los modelos a seguir son importantes para movilizar a las niñas y jóvenes a querer estudiar carreras relacionadas a tecnología o ingeniería. Necesitamos más películas y programas de televisión que presenten mujeres inspiradoras y poderosas como líderes y científicas. La igualdad de género comienza con las artes.
En segundo lugar, el gobierno debería acelerar la adopción de medidas reglamentarias sobre la discriminación salarial, al mismo tiempo que invierte en la economía del cuidado para permitir que las mujeres vuelvan a trabajar y darles prioridad en programas que les permitan la mejora de habilidades profesionales.
En tercer lugar, debemos idear mejores formas de ofrecer programas de capacitación en habilidades digitales que se ajusten al estilo de vida de las mujeres. Los podcasts son una muy buena herramienta para darles la oportunidad de adquirir información mientras realiza tareas de cuidado diario.
Adicionalmente, se debe desmitificar las oportunidades digitales. Algunas mujeres se desaniman de los roles digitales porque imaginan estar aisladas, trabajando a solas con una computadora. Necesitamos enfatizar que muchos roles involucran elementos digitales junto con una amplia gama de habilidades adicionales.
Por último, pero no menos importante, más hombres deben preguntarse cómo pueden ser patrocinadores de mujeres en la fuerza laboral. Ser patrocinador va más allá de ser un aliado. Un patrocinador es alguien que recomendará a una mujer cuando no se encuentre en la sala, tal y como muchos hombres lo han hecho por décadas con su mismo género y les ha valido para generar beneficios o ascensos.
Las mujeres habían progresado durante décadas en el lugar de trabajo antes de que la pandemia lo retrasara y por el bien de las futuras generaciones, ahora debemos volver a encarrilar ese progreso.