Cólico del lactante: Guía para comprender y manejar esta etapa

El Bienestar de tu Bebé / Por: Dr. Javier Ortiz / Pediatra

El cólico del lactante es una condición benigna y autolimitada. Aunque resulta agotadora, es crucial entender que no es culpa de nadie

El cólico del lactante es uno de los motivos de consulta más frecuentes y, a la vez, más angustiosos para los padres de un recién nacido. Comprender que se trata de una condición común y, sobre todo, transitoria, es el primer paso para abordarla con serenidad.

¿Qué es exactamente el cólico del lactante?

Se define como episodios de llanto intenso, inconsolable y recurrente en un bebé que por lo demás está sano y se alimenta bien. Estos episodios suelen comenzar alrededor de la segunda semana de vida, alcanzan su punto máximo al mes y medio, y en la gran mayoría de los casos, desaparecen por sí solos entre los tres y cuatro meses de edad.

¿Por qué ocurre? Las posibles causas

Aunque no existe una causa única y definitiva, la evidencia sugiere que es una confluencia de varios factores:

  • Inmadurez del sistema digestivo: El tracto gastrointestinal del bebé aún se está desarrollando, lo que puede provocar contracciones intestinales molestas y dificultad para expulsar gases.
  • Intolerancia o alergia alimentaria: En algunos casos, puede haber una sensibilidad a las proteínas de la leche de vaca, ya sea en la fórmula infantil o, en bebés amamantados, a través de la leche materna.
  • Alteración de la microbiota intestinal: El desequilibrio en las bacterias “buenas” del intestino podría influir en las molestias.
  • Factores psicosociales: La sobrestimulación del bebé, el estrés en el entorno familiar o incluso la ansiedad de los padres pueden ser desencadenantes o agravantes.

Señales para identificarlo

No todo llanto es un cólico. Este suele presentar un patrón característico:

  • Llanto inconsolable: Episodios de llanto intenso que pueden durar horas y que los padres no logran calmar.
  • Postura característica: El bebé encoge las piernitas hacia el abdomen y aprieta los puños, como respuesta al malestar.
  • Síntomas físicos: Puede presentar el abdomen distendido o duro y expulsar gases con frecuencia.
  • Expresión de dolor: El rostro del bebé refleja claramente incomodidad o dolor.

Recomendaciones para el manejo y el confort

El objetivo no es “curar” el cólico, sino ayudar a atravesar estos episodios con las mejores herramientas de confort:

  • Técnicas de consuelo: Mece al bebé suavemente, colócalo boca abajo sobre tu regazo, ofrécele un chupón o dale un baño tibio.
  • Masaje abdominal: Realiza suaves masajes en su barriguita en el sentido de las agujas del reloj, lo que puede ayudar a aliviar los gases.
  • Alimentación consciente: Asegura una posición erguida durante las tomas y haz pausas para permitir un buen eructo, minimizando la ingesta de aire.
  • Ambiente tranquilo: Reduce los estímulos (luces, ruidos) y crea un entorno de calma. Tu serenidad es contagiosa.

Aspectos importantes a considerar

Mantén la calma: Tu tranquilidad es fundamental. El cólico es estresante, pero recuerda que es una fase pasajera.

  • Consulta siempre al pediatra: Es esencial para confirmar el diagnóstico y descartar otras posibles causas del llanto. Nunca administres medicamentos o remedios caseros sin su supervisión.
  • Revisa la alimentación: Si existe sospecha de una alergia, el pediatra puede sugerir ajustes en la dieta de la madre o un cambio de fórmula.

En conclusión

El cólico del lactante es una condición benigna y autolimitada. Aunque resulta agotadora, es crucial entender que no es culpa de nadie. Con paciencia, mucho cariño y las técnicas de confort adecuadas, las familias pueden navegar esta etapa con la seguridad de que, en la mayoría de los casos, es solo cuestión de tiempo para que desaparezca.

Dr. Javier Ortiz

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