Colesterol e inflación nuestros de cada enero

Pero, poca gente sabe que entre más sabroso al paladar es un alimento, mayor es el porcentaje de colesterol que contiene

Con la inflación a cuestas concluyeron las celebraciones de fin de año, y es de dominio público que es hora de “desintoxicar” nuestras finanzas y nuestro cuerpo de los excesos del Guadalupe-Reyes.

Después de la tradicional “Rosca de Reyes”, la cual se disfruta sin culpa al comprender que es el último pecadillo culinario para halagar a nuestro paladar, por lo que, esperar los ricos tamalitos de la Candelaria será otra historia, al contemplar un pequeño lapso para eliminar las toxinas acumuladas en el cuerpo.

Sin embargo, y aunque el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador; se empeña en decir que “vamos bien” la mayoría de los mexicanos tenemos que apretar los cinturones, por que la inflación se ha ido hasta el cielo, concretamente en 7.2 por ciento con niveles no vistos desde hace dos décadas (Fuente: Banxico).

Los analistas financieros mencionan que la inflación se ha visto presionada por el incremento en los precios en alimentos y energéticos y, en consecuencia, la canasta básica registra escalada de precios por los altos costos de las materias primas; por lo que el consumidor final, o sea los mexicanos, tenemos pocas o casi nulas posibilidades de comer sano.

Con este panorama a la vista, de qué manera podremos limpiar el órgano más grande del cuerpo humano de colesterol: ¿La piel? No, nuestro sistema tegumentario no es el órgano más grande del cuerpo, sino el sistema vascular, el cual podría alcanzar aproximadamente 100 mil kilómetros si se extendiera en un hilo largo. Algunos especialistas sostienen que el sistema vascular de una persona podría abrazar 2.5 veces el contorno del planeta tierra, ya que la longitud del ecuador de la tierra es de 40 mil kilómetros.

Por lo tanto, en la practicidad limpiar 100 mil kilómetros de vasos sanguíneos no es tarea fácil, los cuales no son sólo unos tubos a través de los cuales fluye la sangre, si no que es un órgano complejo, donde un fallo en él deriva inmediatamente en una complicación de salud. La lista podría ser interminable.

Pero, poca gente sabe que entre más sabroso al paladar es un alimento, mayor es el porcentaje de colesterol que contiene. Sólo por mencionar un ejemplo: un helado de crema entre más colesterol contiene, más rico y cremoso es su sabor y, todo ello sin contar el exceso de azúcares. Además, estudios científicos han demostrado que el helado también estimula la parte del cerebro que hace sentir placer, por ello es tan popular en todo el mundo, sobre todo en la población infantil.

Por lo tanto, la derivación lógica del exceso de colesterol en el cuerpo es el sobrepeso y los vasos obstruidos hacen los órganos carecer de nutrientes, porque son incapaces de entregar una cantidad suficiente y, en consecuencia, el cerebro envía señales de que hay que comer más. Pero los órganos no reciben nutrición debido a los vasos sucios. El cerebro de nuevo exige más alimento. Y así sucesivamente. De ahí viene el deseo constante de comer y es donde surgen los antojos de dulces y grasas por que el cuerpo requiere calorías.

Vértigo, insomnio, dolor de cabeza, ausencia de fuerzas, visión borrosa, extremidades hinchadas, estreñimiento, dolor en las articulaciones, etcétera. Es inútil tratar cada síntoma individualmente, tus sistemas están colapsando, están saturados y requieren urgentemente una depuración.

Desafortunadamente la solución no está en las farmacias, es urgente un cambio de hábitos alimenticios, esto si la inflación lo permite ¡claro está! Aunque la situación del mundo y de nuestro país no es nada alentador, por lo repuntes y mutaciones del virus del Covid-19, siempre se puede realizar un esfuerzo y recordar que una de las frases más memorables del padre de la medicina moderna, Hipócrates, es: “Que tu medicina sea tu alimento, y el alimento tu medicina. Si aun así no tienes alivio, escríbeme. http://letrassahumerias.blogspot.com/