Carta abierta a los candidatos electos
Todos estamos esperando el cambio. El cambio hacia las oportunidades, hacia el bienestar, hacia el fin de la pobreza y desigualdad. Todos queremos sentirnos orgullosos de pertenecer a México
Al Presidente Andrés Manuel López Obrador, a los nuevos gobernadores, senadores, diputados, y munícipes de todos los partidos:
Primeramente los felicito a todos al haber resultado electos por el pueblo mexicano para que nos representen. Entiendo que sus campañas, algunas de meses, otras de años, fueron un proceso que los lleno de incertidumbre, alegrías, victorias, derrotas, y sobre todo, una gran expectativa por este anhelado día; no hablo necesariamente del primero de julio, sino del siguiente, el dos de julio, el primer día en que pasan de ser un nombre en una boleta, a ser embajadores de una ciudadanía que cumpliendo con su derecho, ha ejercido el voto y permitido dar un paso más hacia la democracia en esas jornadas tan exhaustivas que conforman el proceso electoral.
Entiendo el motivo de su celebración, que en realidad no es suya únicamente, sino de todo su equipo, y de los votantes. No sé, en cambio, que tan válido sea llamar a esto una victoria: aquí no se ha ganado nada todavía. Han sido elegidos para ejercer uno de los oficios más codiciados y despreciables en este país: han sido elegidos para ser funcionarios públicos, y como tal, que ya lo deben de saber, su principal objetivo es servir al pueblo y velar por su bienestar. Festejen, celebren y gocen, ¿quién puede entender la euforia de ser nombrado alcalde, gobernador, presidente, hasta no haberlo vivido en carne propia? Pero así como se regocijan alegres y optimistas con este “triunfo”, se espera que cumplan su cargo bajo el mismo espíritu de entusiasmo y pasión. Que no descansen un solo día hasta que ese sueño, el sueño que ustedes vieron y le hicieron ver a una gran mayoría de mexicanos, se cumpla.
Han decidido brindarle su servicio a México, uno de los mayores honores que puede tener un ciudadano. Siéntanse orgullosos al encomendarse a dicha tarea, por la cual exigiremos resultados de calidad, eficiencia, y trasparencia en todos y cada uno de los niveles. Reciben en su gestión un municipio, un estado, y un país descompuesto, harto, desesperado, y sumido en ola de violencia y corrupción inaguantable. Pero también reciben a un país que quiere tener esperanza, que quiere salir adelante, que está en la espera de un mejor mañana, y que luchará hasta el final por conseguirlo. No pueden ignorar a su pueblo, no pueden ignorarnos. Ya no. Les recuerdo los 101 hombres y mujeres que fueron asesinados y secuestrados en este periodo de elecciones, los cuales tenían en mente y corazón llegar hasta donde han llegado ustedes, y que ya nunca podrán hacerlo; como a muchos mexicanos, se les arrebató todo su esfuerzo, todo su trabajo, todas las ganas de ayudar y mejorar a este país, sólo porque alguien no estaba de acuerdo con su manera de pensar o actuar. Recuérdenlos. Recuerden a todos nuestros muertos. Recuérdenlos. Recuerden a todos nuestros desaparecidos, a nuestros torturados, a los que su vida ha sido destrozada por la violencia, la ambición, y la ignorancia.
Y a los candidatos en todos los niveles que no fueron electos, espero con honestidad que el hecho de no haber sido elegidos no sea una limitante para que ustedes sirvan al pueblo, como tanto promovieron en sus campañas. Mucho hay por hacer en esta nación, y si la ausencia de un puesto público es un verdadero impedimento para poder trabajar con los ciudadanos, debo admitir con profunda decepción que la situación es más lamentable de lo que pensaba.
Todos estamos esperando el cambio. El cambio hacia las oportunidades, hacia el bienestar, hacia el fin de la pobreza y desigualdad. Todos queremos sentirnos orgullosos de pertenecer a México, queremos decir “aquí si se están haciendo grandes cosas”, queremos mirar a los ojos a los que vienen detrás de nosotros y decirles “este es tu país, aquí donde todo es posible”. Trabajemos juntos, pueblo y gobierno, ciudadanos y funcionarios públicos. Nos tocó vivir aquí, en esta gran nación, rodeados de esta gente tan valiosa y talentosa, hagamos que valga la pena. Sólo son tres, o seis años los que estarán en su puesto, es difícil lograr un cambio verdadero en tan poco tiempo, pero pueden sembrar una semilla y mostrarle a los demás que sí se puede, que sí se puede hacer más por México, que sí podemos ser más por México.
El sueño nos espera, solo hay que despertar.
Cordialmente:
Sebastián Hernández
Ciudadano Mexicano