Amor Condicional
Amor, se ha convertido en la palabra favorita de la humanidad, la cual define nuestra necesidad de afecto. Una falsa teoría de la etimología de la palabra amor manifiesta que es una palabra compuesta del latín, donde “a” significa “sin” y “mor” es una contracción de la palabra “mortem” que significa “muerte”, entonces, amor quiere decir “sin muerte”, por lo tanto, el amor es eternidad. ¿Será?
Por ello, los antiguos griegos utilizaban distintas palabras para referirse a esta forma de afecto, eros, que era el amor erótico o pasional; el ágape, que era el amor puro e incondicional, y la filia, que hacía referencia al amor hacia las cosas.
Por otro lado, conviene acotar que en la actualidad ese sentimiento llamado “amor” está sumamente condicionado y lejos de ser eterno. Creemos que amamos o al menos lo intentamos, pero la realidad exacerba la individualidad lo que nos lleva hasta un profundo sentimiento de desamor.
Al nacer, descubrimos de golpe la realidad y comenzamos a formar nuestra percepción, la cual almacena sonidos, formas, colores, símbolos, palabras, sentimientos, personas, animales; en general todo lo que el mundo tiene para ofrecernos a través del medio donde nos desarrollamos.
Por lo tanto, la realidad nos otorga nuestra percepción y nuestra “percepción” define nuestra “realidad”. Nuestra mente y nuestros sistemas de creencias interactúan como receptores y decodificadores de imágenes, símbolos y recuerdos de nuestro pasado; creando así mecanismos tanto de defensa como de supervivencia.
Las etiquetas al igual que los símbolos forman parte del apoyo pedagógico por el cual se nos somete como individuos y como ciudadanos. Como individuos nacemos asociados y disociados a distintos elementos que son integrados a través de la familia, la cultura y la tradición; para llegar a formar parte del colectivo y diferenciarnos con respecto a otros, en una forma dual de pensamiento.
Por lo tanto, nuestras creencias más limitantes están asociadas a los valores, existencia, sobrevivencia, seguridad, aceptación de la vida y la muerte, al amor y el darle sentido a nuestra vida, porque se instalan de manera inconsciente y se nos imponen como evidencias y no entendemos porque los demás no las comparten.
Primero porque forman una pantalla entre nosotros y la realidad. Segundo porque perpetúan el sufrimiento del pasado, individual, familiar, colectivo y generacional. Lo grave surge cuando nos tornamos defensivos ante la realidad, ya que nuestra mente ha sido secuestrada y sistematizada en el dominio del sistema de creencias limitantes.
Es a través de este dominio donde se fragmenta, subyuga y esclaviza la realidad; jerarquizando y creando así la ilusión de separación, la cual encaja en los conceptos duales de la realidad.
Por ello, los especialistas mencionan que los primeros diez años de vida de un ser humano son elementales ya que una vez introyectada la información en nuestra mente será casi inamovible el programa insertado por las creencias familiares, culturales, políticas, educativas, religiosas, económicas y sociales. Lo que nos lleva a decodificar el famoso “amor condicional” y desentrañar por qué condicionamos a la hora de amar.
Primero, para que exista amor, debe coexistir una unión de voluntades, unión que se da a través de la fe espiritual, lo que nos lleva al coraje (valor), que a sus vez nos brinda libertad; la libertad por añadidura nos da abundancia; cuando existe abundancia automáticamente pasamos al egoísmo; el egoísmo nos lleva directamente a la complacencia, la complacencia nos lleva a la apatía, la apatía nos genera miedo y a su vez el miedo nos genera dependencia y finalmente la dependencia cierra el círculo vicioso nuevamente con la unión. ¡Vaya paradoja!
Cuán difícil es encontrar una definición que exprese la esencia del amor incondicional y nos permita de alguna manera trascender el exceso de conceptualización y de intangibilidad que rodea al amor en nuestra visión del mundo.
El amor incondicional bien podría ser la decisión de amar sin importar consecuencias, errores, ni decepciones; amar verdaderamente con el alma y no con el cuerpo, deseos, motivos ulteriores y egoístas para el “desarrollo evolutivo” como un sinónimo de “te uso y te deshecho” como si fuésemos simples cosas, eso sí es “Amor Condicional” masryram@msn.com