Algunas preguntas incomodas para Puerto Vallarta
Educación y Parentalidad / Dr. Jesús Cabral Araiza
“Todas las formas de gobierno son valoradas exclusivamente en la medida en que tienden a promover la felicidad de quienes bajo ellas viven.” Adam Smith
Desde hace algún tiempo, todos hemos podido observar en medios impresos o escuchado en medios radiofónicos, o incluso en redes sociales, cómo anuncian o publicitan la “buena” noticia de que Vallarta está siendo promocionado en algún destino remoto, o que incluso ya está trabajando en la tramitología para lograr tener otra “Ciudad Hermana”, pues bien, en principio he de señalar que las noticias parecen buenas, dada la vocación económica de la ciudad, la región y lo buena que es la derrama económica para una región en la que mayoritariamente se depende de una economía que directamente o indirectamente vive del turismo.
Pero más allá de giras turísticas con la idea de promover el destino, o en ocasiones la opacidad del destino de algunos impuestos al turismo para “promoción del mismo”, me saltan unas dudas que no requieren estudios superiores para formular. Pero antes de ellas hablemos de la función sustantiva del Estado y coloquialmente dicho, de las tareas sustantivas del Gobierno.
Estará de acuerdo conmigo, amable lector, que dichas tareas esenciales deberán ser en todo gobierno: 1. Procurar salud integral para la población que gobierna. 2. Educación de calidad y ahora hasta el nivel medio superior por ley. 3. Seguridad social pública y de calidad y 4. Infraestructura, como lo son espacios públicos, áreas verdes, iluminación, entre otras.
Ahora bien, y si me permiten un chascarrillo en medio de esta tristeza, y como dijo Jack el destripador, “vayamos por partes”. Revisando los resultados de estas tareas sustantivas, dígame usted, ¿en cuál de ellas califica, ya no digamos bien, mas bien que cumple el Estado, en este caso, el municipio, de manera digna la función por la cual pagamos impuestos? En efecto, ¡en ninguna! Tenemos un sistema de salud que no funciona, que está en permanente terapia intensiva atendido por el municipio y el Estado principalmente. Tenemos una desatención en materia de educación que está más bien para poner el mal ejemplo. Y qué decir de la seguridad pública, pues, aunque Vallarta se considera segura en comparación con otras ciudades y regiones, basta ver la cantidad de vendedores de droga que circulan en la ciudad para saber que es cuestión de tiempo para desatar un conflicto producto de una “confusión”.
Finalmente llegamos al rubro de infraestructura, pues no es suficiente arreglar algunas calles en colonias marginales antes de las campañas y olvidarse del resto de la ciudad todo el tiempo. Igual unidades deportivas insuficientes y deficientes en su infraestructura, y claro, espacios dignos para el deporte, pero de élite como golf o tenis, pero no para los menos favorecidos económicamente.
Por ello me pregunto, ¿quién se alegra más de la promoción de Vallarta en otros destinos?, ¿acaso el mesero que trabaja bajo presión de conseguir propinas para ganar dignamente?, ¿el trabajador que tiene que soportar jornadas interminables en hoteles con malos ambientes de trabajo?, o ¿las mujeres que igual en muchos hoteles de Vallarta, soportan a jefes acosadores?, ¿acaso será motivo de alegría solo para un sector empresarial voraz y una cúpula política que igual viven del trabajo mal remunerado de la población?
Por ello cuando veo esas notas alegres de promoción me pregunto, ¿cómo se refleja en calidad de vida en general para la población de Vallarta que en tantos años no ha podido ver una mejora sustancial en calidad de vida en general en su ciudad y su población? Ojalá esté equivocado, pero haga estas preguntas a población abierta, y ya me dirá usted si en algo hemos acertado. Por lo pronto sigan celebrando esas cúpulas, pero veamos sus obras y resultados para saber de la calidad moral de quienes nos gobiernan. Gracias por su tiempo amable lector.