¿El teletrabajo acabó con el chisme?
Empresa Familiar / Por: C.P.C. y M.I José Mario Rizo
No todo el chisme es malo; por lo general, es una actividad neutral; aun así, hay algunos buenos consejos que seguir para no convertirlo en una actividad tóxica, en especial en la era digital.
“Las palabras no tienen alas y aun así pueden viajar mil kilómetros” Proverbio coreano.
“Solo son chismes si los repites. Hasta entonces, se trata de recopilar información”. Mercedes Lackey
Cuenta una fábula que un día vinieron a contarle un chisme a un sabio. “¿Sabes lo que me acaban de contar sobre tu mejor amigo?”, le susurró un muchacho a su maestro. El sabio no le respondió, en su lugar lanzó otra pregunta: “¿Has comprobado si lo que me dices es verdad?”. El muchacho lo pensó un momento, luego negó con la cabeza. El sabio lanzó otra pregunta: “Lo que vienes a decirme, ¿es algo bueno sobre mi amigo?”. “¡Al contrario!”, exclamó el joven. El sabio continuó: “¿Al menos es útil que yo sepa lo que me vienes a decir?”. “No mucho”, dijo el joven. “Entonces, si no es cierto, ni bueno ni útil, ¿para qué vienes a contármelo?”.
Una de las prácticas más comunes y poco productivas en un trabajo es el chisme. Estas personas que se dedican al chisme en el trabajo, hablan de la empresa, de sus compañeros de trabajo y de sus jefes y, por lo general, toman una verdad parcial y la convierten en toda una verdad especulativa.
Todos hemos chismeado alguna vez en nuestra vida. Lo hemos hecho entre amigos, en la escuela y, por supuesto, en el trabajo. Para las empresas familiares el chisme siempre ha sido un factor que hay que cuidar, pues del chisme a la intriga, a la “grilla”, hay tan solo unos pasos. Sin embargo, aunque esta actividad tiene muy mala fama, se han elaborado algunos estudios, como bien lo señala este artículo de la BBC, que demuestran que chismear puede ser benéfico, mientras no tenga como objetivo difamar o agredir a las personas.
El chisme también puede funcionar como una manera de estar al tanto de nuestro alrededor, de identificar si estamos en peligro. Como seres sociales, las personas hemos estado al pendiente de nuestro alrededor desde hace miles de años; el chisme es un mecanismo evolutivo que nos ayuda a estar alerta, que elimina nuestra ansiedad al vivir en entornos cambiantes o volátiles. Además, el chisme sirve para desahogarnos y para socializar. El propósito principal del chisme, es según Robin Dunbar, autora del libro “Gossip, Grooming and the Evolution of Language” es ayudarnos a estar al pendiente de lo que sucede en nuestro círculo social cuando no nos es posible estar al tanto de lo que sucede a nuestro alrededor.
El chisme ahora es digital
Ahora que la pandemia ha enviado a millones de personas a trabajar desde casa, uno podría decir que el famoso “radio pasillo” murió, pero hay datos que apuntan a lo contrario. Gracias a todas las herramientas digitales, ahora hay más canales para ejercer el chisme. Grupos de WhatsApp, canales de Slack, reuniones en Zoom, incluso las agendas digitales y públicas de jefes y colegas pueden ser material para el chisme.
Consejos para evitar hacer del chisme un problema
Afrontémoslo. El chisme es una actividad que jamás será erradicada, así que vale la pena aprender a hacerlo bien, de manera que sirva solo como un desahogo emocional y no como un agente de desinformación en la empresa. Aquí 3 reglas fundamentales para platicar con los colegas y aun así dormir tranquilo:
Sigue las reglas del sabio: Si lo que escuchaste no es verdad, no es bueno y no es útil, es mejor no reproducirlo. Un criterio que evidentemente aplica para las famosas “fake news” que, como sabemos, gracias a que poca gente verifica sus fuentes, se viralizan todo el tiempo en redes sociales.
No chismees en los canales oficiales de la empresa: Lo que se escribe en los chats de la empresa, como en Slack, queda por escrito y a la vista de los demás. Recuerda que estos no son canales personales, no hay privacidad garantizada.
No abuses del tiempo de los demás: Una cosa es ponerse a platicar a la hora de la comida o en esos quince minutos que uno toma para darse un respiro, pero otra muy diferente es sabotear el tiempo de la empresa: Hay quienes abren su grupo de Whatsapp a la mitad de una junta para empezar a chismear. Por más aburrida que pueda ser una reunión virtual, no hay justificación para portarse como adolescentes.
Aunque el teletrabajo nos tiene más aislados que nunca, nuestra necesidad de comunicarnos, de socializar, prevalece. Asumámosla con responsabilidad. “Grandes mentes discuten ideas. Las mentes promedio discuten eventos. Las mentes pequeñas discuten sobre las personas”. Henry Thomas Hebilla