Este mundo frágil e incierto…
Planeta Luna
Por Consuelo Elipe
Hace mucho, demasiado tiempo que no me asomaba a este maravilloso espacio. Hacía demasiado que no lograba poner una línea tras otra.
Han pasado demasiadas cosas, la más importante es que mi madre ya no está. Un año 2021 devastador, que nos ha dejado sin ella, en la más absoluta orfandad, el más absoluto silencio y soledad. De esas soledades inabarcables, que no puedes ni siquiera entenderlas.
Siento aun, 3 meses después, que mi interior es un laberinto, una madeja de lana de esas de colores que a ella le gustaba tanto tejer. A veces me parece que encuentro el hilo y que puedo tirar y dar sentido a algo, pero un instante después se enreda todo y aparecen esos mil sentimientos. Todos de manual, es cierto, no somos únicos en eso. Me he dado cuenta que tantos millones de muertes han servido para que los psicólogos y escritores establezcan patrones, fases, explicaciones. Nada sirve mucho porque otra enseñanza es que es un camino que hay que hacer solo, cada uno a su manera. El sufrimiento de uno no le sirve a otro.
Y en medio de esta desolación claro que sacamos también cosas bonitas, aunque parezca imposible. Si pienso en una sola palabra seria AMOR. Eso ha sido lo que nos ha quedado. Amor por ella, amor entre el núcleo más cercano de la familia que nos hemos sujetado por meses sin flaquear nunca, sin fisuras, sin una palabra ni un gesto que no haya sido de generosidad y de apoyo. Amor por otros integrantes de la familia, que, aunque queridos de siempre, ahora nos hemos redescubierto, nos hemos re-querido, nos hemos necesitado y nos hemos convertido en algo muy especial con lazos que ya se quedarán para siempre. Y el amor supremo de la AMISTAD que muchos días ha sido la salvación y la guía en medio de la tormenta.
También profundas decepciones de quien esperabas mucho y no ha estado a la altura. Cada situación extrema y difícil de la vida siempre nos demuestra esta dualidad.
Y hecha esta introducción que no he podido no hacer, espero retomar este espacio de conversación y de opinión que por tantos años he disfrutado.
En paralelo a todo el COVID ha seguido llevándose vidas, dándonos sustos y casi convirtiéndose en compañero. Ni nos acordamos del antes. Y desde hace un par de días a este caos se suma Ucrania. Tengo la extraña sensación de que ya nada volverá a ser tranquilo, quizás tenemos que asumir que el mundo ya será un lugar incierto e inestable por uno u otro motivo. Todo es tan frágil.
Y muchos nos estaremos acordando ahora de la película No mires Arriba, porque de verdad es una certera radiografía de la estúpida sociedad en la que vivimos. Están bombardeando Ucrania y la mayoría de la gente sigue con sus redes sociales subiendo bobada y media como si esto no fuera con ellos. Como si el mundo no fuera un mismo lugar en el que allí bombardean, mueren personas y además la economía mundial se resiente, las materias primas escasearán y tantas y tantas cosas…sin mencionar que si mañana entran en un país de la OTAN la guerra puede extenderse antes que nos demos cuenta. Occidente con los líderes más débiles de los últimos siglos, prefiere mirar para otro lado, hacer sanciones económicas desde el salón.
Me permito acabar con una cita que he leído hoy y que me parece resume muy bien la situación:
“En Occidente llamamos paz a lo que en realidad es cobardía. Ayer se fueron de Afganistan, hoy no dan la batalla en Ucrania y algún día, cuando sea demasiado tarde y el planeta esté en manos de los violentos y totalitarios, Occidente lamentará haber renunciado a su papel de referente en la defensa de la libertad y los derechos humanos en el mundo.”