¿Quomodo me fallere vis? Del latín “cómo pretendes engañarme”
Medicina Familiar
Dr. Marco Antonio Inda Caro
Médico de Familia
Llega una coqueta dama de aproximadamente 40 años con lentes exuberantes al estilo de Lyn May, 1.50 de talla y de oficio camarista de uno de los hoteles del muy probable y acaudalado Nuevo Nayarit, exige y solicita lo siguiente:
-No me siento bien todavía como para poder trabajar, hace 6 semanas al arreglar un cuarto donde la sábana de la cama estaba manchada de sangre, comencé por doblar la ropa y de la misma sábana sentí que me entro una corriente de aire al ojo derecho cuando le di el primer doblez, inmediatamente deje de hacer lo que estaba haciendo y me vine a urgencias.
Su médico familiar la ve por primera vez y me presenta el caso:
-Doctor me llegó una paciente que al estar doblando una sábana con sangre dice sentir como que algo le cayó al ojo derecho manchado con sangre.
-¿Y su agudeza visual bien?, y el aspecto del ojo ¿bien?
-Sí, sí se ve bien el ojo, sin lagañas, está rojo, sus movimientos están bien.
-Ok, está bien, ¿qué va a hacer?
-Le voy a dar tratamiento con antibióticos para prevenir una infección.
-¿Pero le notas algún indicio de alguna infección?
-No, le veo bien el ojo.
-¿Y usted que siente en estos momentos?
-Pues que siento una infección que me entró por el ojo al doblar la sabana con sangre, y quiero que me hagan estudios ¡de todo!
-Está bien, con calma ¿y cómo qué tipo de infección quiere que le busquemos?
-¡No se!
-Bien, vamos a reiniciar por la primera pregunta, ¿usted que siente?
-Ahorita nada
-Y entonces ¿qué tipo de estudios le vamos a hacer?, ¿la sabana tocó su ojo?
-No, no me tocó nada, solo sentí el aire dentro de mi ojo y como estaba con sangre y este virus del COVID que anda ahorita, es muy transmisible y volátil pues me siento mal.
Así está la ansiedad generalizada con un virus que ocasiona síntomas leves gripales, la población se siente enferma y aterrada con un cuadro gripal. Esa educación para la salud no está llegando como debe de ser, las vacunas sí funcionan, la prueba de ello es el cuadro leve, el problema es el demonio interno que trae cada uno de nosotros.
Invariablemente creo que nos vamos a contagiar la mayoría en esta ronda de COVID, si después de la tormenta viene el arcoíris, vamos bien, pero si después de la tormenta llega otra, el sentido del pensamiento humano no ha cambiado, la conducta humana continuará con otras pandemias a las que no volteamos la mirada. Esas pandemias que podemos referir, son aquellas permanentes sobre el abuso y de ejemplos son varios.
Llegó una mujer con equimosis periocular (ojos de mapache) porque tuvo una caída en el interior de su hogar, presentaba lesiones en otras partes del cuerpo de lucha con dermoescoriaciones en brazos y en abdomen. Ese abuso es milenario, ese instinto animal que tenemos nunca se extinguirá, pero lo que es imperdonable, injusto, cruel y muy despiadado es que lleguen a la consulta niños con condilomas perianales y bucales, agarrados de la mano de madres jóvenes muy quitadas de la pena, como si eso fuera muy natural. Esas situaciones sí desgarran el sentimiento, el sentido de la vida de esas criaturas pinta mal desde ese momento en que las madres acompañantes tratan esas situaciones con tal paciencia. Se le preguntó a la madre de un niño de tan solo 2 años, si no se había dado cuenta de esos granitos que iban creciendo poco a poco alrededor del ano de su hijo, ella respondió que sí, que creía que eran normales, lo más aberrante de esa historia era cuando se le dijo de donde provenían.