El respeto es la base de una convivencia armónica

Consejos de una Abuelita Moderna

Por un México Mejor

Atentos a las palabras de Dios, se encontraban los tres Ángeles en el cielo observando a un grupo de niños en la Tierra, que estaban festejando el inicio de sus vacaciones decembrinas en su escuela con una tradicional posada. De pronto, un grupo de tres niños sentían que podían burlarse del resto de sus compañeritos de clase porque sus papás tenían mucho dinero y… ¡siempre les cumplían todos sus caprichos!

Cuando la Maestra los formó para pasar a pegarle a la piñata, uno de ellos empujó al niño que pasaría primero para mandarlo hacia atrás, arrebatándole el palo de la piñata y ser el primero en golpearla, y sin taparse los ojos… ¡la rompió!…  Al llamarle la atención la Maestra, el niño le dijo que ella no era nadie para llamarle la atención; que sólo recordara que a la otra Maestra, que lo regañó, como su papá era muy influyente, hizo que la despidieran del colegio para que ella ocupara su sitio… La Maestra sólo se le quedó viendo, mientras los otros niños observaban con tristeza cómo rompía la piñata y sus ̈dos poderosos amigos ̈, se tiraban sobre los dulces que traía la piñata…

Una semana antes, entró una hermosa niña sin pelo, que al ver que esos tres niños no sabían respetar ni a su Maestra, les dijo viéndolos a los ojos diciéndoles: ¡Basta!…

Los tres irrespetuosos niños se rieron de la niña sin pelo y comenzaron a burlarse de ella, sin embargo, con la frente en alto, les volvió  a gritar: ¡Basta! Ni un insulto más, porque ustedes sólo son ¡dignos de lástima!…

Contestó el líder de los tres: ¡¿Qué dices?! ¡No tienes ni la menor idea de con quién estás hablando!… Esta piñata la trajo mi papá llena de deliciosos dulces para compartirla con mis amigos…

En ese momento, al ver la grandeza de la niña, la Maestra se armó de valor y apoyó a la niña sin pelo, diciéndoles: Ustedes son los que no tienen ni la menor idea de con quién están hablando… Ella es una criatura digna de admiración y respeto, y no les voy a permitir que la vuelvan a insultar. ¡Basta!… ¡Ahora los tres guarden silencio y, se sientan a ver cómo los niños pobres se divierten a lo grande!…  Ante el asombro de esos niños irrespetuosos, ella se dirigió al salón y amarrando una caja que traía con unas naranjas, la colgó como piñata, mientras que la niña sin pelo recogía unos deliciosos dulces que quedaron en el piso y se los entregó  a los niños irrespetuosos…  La Maestra los volvió a formar, y le tapó los ojos al que le tocaba golpearla mientras todos los niños cantaban felices: ¡Dale, dale, dale, no pierdas el tino, porque si lo pierdes, pierdes el camino, ya le diste una, ya le diste dos, ya le diste tres, ya tu tiempo se acabó!…  

En ese momento, llegaron los padres de los tres niños que estaban sentados abrazando los pedazos de piñata y comiendo los deliciosos dulces que venían dentro de ella, mientras veían cómo el resto de niños se estaban divirtiendo a lo grande, golpeando la caja de cartón y comiendo los gajos de las naranjas que caían al piso, quienes las repartían felices entre todos.

Al observar que sus hijos se encontraban con su piñata quebrada, comiendo sus respectivos dulces, ¡se sintieron  avergonzados! y les pidieron perdón a todos, cambiando positivamente por completo toda su vida

En honor a mis maravillosos Ángeles Terrenales del Grupo Canica.

Cariñosamente Ana I.