Cada ladrillo necesita una visión
La importancia de conocer la historia de la empresa de la familia
“Incluso un ladrillo quiere ser algo. La idea y el arquitecto hacen la diferencia”, decía Luis Kahn, el célebre arquitecto. En una empresa familiar cada miembro es un ladrillo que quiere ser algo, que quiere aportar algo a la fortaleza de la estructura y, si solamente faltase un ladrillo, el tiempo y la intemperie se harían cargo de derrumbar la estructura por muy grande que sea.
Dirigir un proceso orientado a sacar, de todos los miembros de la familia empresaria, los mejores recuerdos del pasado y la historia común, brinda una excelente oportunidad de mantener una visión estimulante sobre la empresa y de reforzar el compromiso de la familia con el proyecto empresarial. Es un formato que tiene un enorme potencial para convertir a los valores de los fundadores en un modo de vida para las generaciones posteriores que, sin duda alguna, se verán involucradas en la empresa familiar.
El compromiso activo de los propietarios de la empresa familiar es el que garantiza el buen rendimiento de esta. Las familias crecen de una manera muy rápida, y cada generación debe voluntariamente reafirmar su compromiso con el proyecto empresarial. Esta necesidad se manifiesta en el relevo generacional y, por ello, es importante contar con familiares que vivan de manera integral los valores de la familia.
Empresa y familia, dos sistemas distintos
La mejor forma de inculcar los valores es a través de los elementos que contiene la historia común. Durante la evolución de la empresa familiar, la familia, siendo un sistema, y la empresa, siendo otro, pueden tener distintos destinos. De hecho, se requiere de un gran esfuerzo para conseguir que los destinos coincidan y, en gran medida, parte de este proceso define las opciones de continuidad de la empresa familiar.
Según el profesor John Davis, las familias crecen mucho más rápido que las empresas. Con el tiempo, será cada vez más difícil mantener unidos los dos sistemas. Tener un punto de encuentro, un recuerdo del pasado que los une, siempre ayudará a crear y fortalecer los vínculos con la empresa familiar y el legado común. La clave para que los destinos coincidan es buscar la narrativa compatible. Para conseguirlo, hay que comenzar desde el punto de encuentro, que inicia con el fundador de la empresa familiar. Casi siempre, la historia del fundador-emprendedor está cargada de un fuerte simbolismo que constituye los valores y la cultura de la empresa familiar. Gracias a su gran poder motivador, la historia es capaz de despertar y captar la atención de las próximas generaciones y, por ello, es elemental para construir el futuro del proyecto.
El libro sobre la vida de la empresa de la familia es la suma de los procesos y valores que definen las buenas prácticas de la familia empresaria. Es el resumen de los elementos e historias que en forma narrativa que despiertan asociaciones positivas entre los miembros de la empresa familiar. Lo que obtendrán no es un simple libro monográfico, es mucho más que eso: un protocolo escrito que pone palabras al deseo común de continuar un legado, cuyo valor nutre de vitalidad y esperanza a toda la familia empresaria. Y siempre ten presente que: Para sobresalir en el mercado actual, debes definir el valor de tu empresa familiar en términos humanos más que de negocios. La principal fortaleza a transmitir en la historia de la empresa familiar es la resiliencia: “este concepto se refiere a la reserva de recursos, tanto familiares como empresariales, que permiten a las empresas familiares hacer frente a las dificultades y que se caracteriza por la creatividad individual y colectiva para resolver los problemas y sacar adelante el negocio”. (Danes, 2006).