La Vejez

Creo que nuestra sociedad, de todo continente y nada contenido, no está preparada ni hace nada por la gente mayor, simplemente porque no son estéticos y su imagen no vende

Imagen de la película Sueño en otro idioma de Ernesto Contreras

Consuelo Elipe

Planeta Luna

La vejez es algo muy triste y cruel.

Ahora que llegó el momento de ver cómo mis padres se han hecho mayores, así como mis tíos y tías, voy viendo esta realidad de forma cercana y dolorosa.

Creo que nuestra sociedad, de todo continente y nada contenido, no está preparada ni hace nada por la gente mayor, simplemente porque no son estéticos y su imagen no vende.

¿Cuántas fotografías vemos en instagram de gente mayor?, ¿de sus detalles, de sus cuerpos, de su vida? Pocas. Por supuesto venden más los jóvenes de 20, porque ya de 30 son ancianos. Cuerpos perfectos, artificiales. No importa si ponen cosas tan idiotas como Coachella, llevo años intentando encontrar el sentido a este festival de niños ricos, que se van al desierto disfrazados de Woodstock pero sin el sentido que tuvo aquello, puro cascaron, fondo cero.

Modelos vacías, medio desnudas, en fotos provocativas de cuerpos trabajados a base de operaciones, infiltraciones y gimnasio, porque no tienen nada mejor que hacer o porque les es muy rentable trabajar lo de fuera más que lo de dentro.

Pero volviendo al fondo del asunto, ¿qué pasa cuando alguien se hace mayor?

Quizás dependa un poquito de cada país, pero no tanto.

Existe varias opciones que veo en mi observación…

Está la opción de que te hagas mayor estando mas o menos bien de salud, dentro de lo que cabe, y puedas quedarte en tu casa, solo, con tu pareja, o con alguien que te cuide, pero sin dejar tu hogar. Opción perfecta y que creo que todo el mundo quisiera.

Existe la opción de hacerte mayor teniendo hijos. Pueden ser hijos que quieran cuidarte y acabar en su casa. Esta opción puede parecer estupenda, pero la realidad demuestra que los hijos o hijas tienen esposas o maridos y esta ecuación casi nunca funciona. Los ancianos se convierten en un estorbo, en una fuente de problemas, y conozco varios casos muy cercanos que dieron el paso y acabaron regresando a sus casas en condiciones tristísimas. Porque seamos realistas, dicen que la gente mayor se convierte en niños, y sí, en parte es así.

La diferencia es que un bebé te hace gracia en todas sus versiones, usando pañal, cuando te pone lleno de comida etcétera, ¿en un anciano no es tan agradable verdad?

Otra posibilidad es que acabes en una residencia, una de las más extendidas. Y digo yo, si tan maravillosas son o dicen ser, ¿cómo es posible que nadie quiere estar en una? Tengo el caso en estos días de una tía a la que adoro, y la pobre después de meses en el hospital acaba de llegar a una residencia, y ella todo lo que quiere es irse a su casa. El otro día pensó en escaparse, tomar un taxi e irse a su casa. A mí se me cae el mundo de pensarlo, de oírla.

Así que en esta meditación voy en círculos y no sé cuál es la solución, y mucho menos qué pasará conmigo cuando llegue este momento. Por ahora voy ahorrando con la esperanza de que encuentren el elixir de la eterna juventud, porque yo sí quisiera vivir para siempre. De preferencia hubiera querido quedarme congelada a los 25, pero bueno, incluso quedarme así para la eternidad no estaría tan mal. Y si no encuentran esta fórmula, al menos los ahorros espero me sirvan para poder quedarme en la casa que tenga, cuidada y feliz recordando todas mis aventuras o escribiéndolas.