Visitantes de por vida
UTOPÍA VAINILLA
Me visitan las hormonas despellejadas por el tiempo. Hormonas ilimitadas de ansiedad y pensamientos extravagantes. Observo la noche, majestuosa inmensidad. Una luciérnaga brilla tenue y, sin aviso, se arrodilla en mi nariz. ¿Será que esta vida es un espejismo?
Me visitan las hormonas carcomidas por los años, pellejos colgantes en el antebrazo y humor de mil dragones furiosos sacuden mi bienestar. Entre la penumbra, la silueta de un fantasma me mira con ligera indiferencia y coqueteo. ¿Será que esta vida es controlada por hormonas extraterrestres que vienen de incógnito?
Me visitan las hormonas estúpidas disfrazadas de belleza femenina. Congelan mi verdadera esencia, mi verdadero yo, lo que soy. Me transforman en un especimen raro y chillón. Ahora mismo observo el cielo, hay pocas estrellas, apenas recito siete y, el resto de mis dedos, cuentan tres faroles. ¿Será que Dios sueña?
Me visitan las hormonas, todas a la vez, de todos los tipos; suben y bajan como les da su gana. Han hecho destrozos en mi cuerpo y en mi salud; ojalá y pudiera exterminarlas con un láser híbrido mitad robot mitad Pegaso. El aire se siente fresco, entra por los poros de mi piel, me gusta el viento en mi cara. ¿Será que el mundo es un holograma?
Me visitan las hormonas, locas viejas endemoniadas. Lo peor es que las necesito para existir en este cuerpo de mujer que ni siquiera escogí. Aunque no debería quejarme, no me ha ido tan mal, he tenido mis días felices y también malos, y sin embargo, sigo aquí. Además, la luna hace que me burle de mí misma y que sonría. Me gusta.
Me visitan las hormonas, mi mente y vista se decolora. La casa se ve enorme desde el jardín y, con la noche encima, el color de la casa es azul de Prusia. Tal vez debería pintarla del color que la veo ahora, realmente se ve bonita. ¿Por qué carajos existimos? Para mí la vida no es un paraíso; aunque me gusta mi casa de noche, las luciérnagas, los fantasmas, el viento en mi cara, la luna, las sietes estrellas, los tres faroles y, definitivamente, odio las hormonas.
Nota: Cuento corto lírico donde hablo de temas como autoconciencia, existencialismo y autocomprensión del cuerpo.