Monumento a Ignacio Luis Vallarta Ogazón

Voceros Incansables / Félix Fernando Baños

Según el profesor Carlos Munguía Fregoso, nuestro segundo Cronista, el Gobernador de Jalisco profesor Juan Gil Preciado donó esta escultura en 1964 para que se instalara en la Plaza Aquiles Serdán, habiéndola inaugurado don Carlos Arreola Lima, Presidente Municipal de Puerto Vallarta.

El ingeniero Alberto Uribe Valencia, Presidente de la Junta Federal de Obras Materiales, remodeló la Plaza Aquiles Serdán en ocasión de la visita a Puerto Vallarta el 20 y 21 de agosto de 1970 de los Presidentes de México, licenciado Gustavo Díaz Ordaz, y de los Estados Unidos de América, míster Richard Milhous Nixon, para firmar el arreglo del diferendo de El Chamizal y El Paso de Ojinaga. Como parte de esa remodelación, trasladó el monumento del licenciado Ignacio Luis Vallarta Ogazón a su actual emplazamiento en el lado poniente de la Plaza de Armas, junto a la calle Morelos. El monumento quedó alineado con el kiosco, puesto en el centro de la Plaza, y con la astabandera ubicada en su lado oriente, junto a la calle Juárez, que es el principal de la ciudad.

La escultura se instaló sobre un plinto heptagonal, revestido con placas de cantera de Guadalajara, cuyas caras se inscriben en un círculo. Hay cinco placas en cada cara.

En la parte inferior de la placa más alta de la cara central se halla una cartela de bronce, que contiene el texto

LICENCIADO

IGNACIO L. VALLARTA

El monumento se rodeó por cuatro bolardos cilíndricos de fierro vaciado, de los que colgaban cadenas que iban de un bolardo al otro. Hace tiempo que desaparecieron las cadenas, y sólo sobreviven dos bolardos al frente del monumento. Los otros dos, que estaban detrás, se pusieron al frente de la astabandera. 

La escultura es un vaciado en bronce a la cera perdida. Carece de base, de manera que la toga se asienta directamente sobre el pedestal.

Su autor es el maestro Miguel Miramontes Carmona, quien representó al licenciado Ignacio Luis Vallarta emergiendo majestuosamente al mundo ideal de las normas jurídicas desde las profundidades de la tierra, vestido con la toga de magistrado de la Suprema Corte de Justicia, y señalando con la mano derecha, vuelta hacia arriba, el libro que sostiene con la izquierda, donde estaba la palabra “VOTOS” sobre la carátula.

Esta escultura no está patinada, sino pintada, debido a que tiene un relleno de resina en la espalda, con el que se tapó un hueco producido cuando se fundió y que apareció sorpresivamente en la restauración encargada al maestro Octavio González. Y puesto que para patinar se requiere soplete, no quedó más remedio que seguirla pintando con acrílico para imitar el tono del bronce, como hicieron sus fundidores.

En los años setenta desapareció la palabra “VOTOS”, que estaba formada por letras mayúsculas independientes, atornilladas al libro. Hasta la fecha no se han repuesto.

En 2017 el Instituto Vallartense de Cultura encargó al maestro Julio Herrán que limpiara y restaurara nuevamente esta escultura.

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