La evolución del Día de Muertos: de ritual prehispánico a fenómeno cultural global

Por: Miguel Ángel Ocaña Reyes

El Día de Muertos, hoy reconocido en todo el mundo como un símbolo de la cultura mexicana, tiene raíces profundas que se remontan a rituales prehispánicos. Sin embargo, su transformación a lo largo de los siglos ha resultado en una celebración compleja que mezcla elementos de antiguas tradiciones indígenas con influencias católicas europeas, reflejando una historia rica en significado y simbolismo.

El ritual y los altares: homenaje a los difuntos

Originalmente, el Día de Muertos era una festividad mesoamericana en la que se rendía tributo a los fallecidos con ofrendas de alimentos y objetos personales. Hoy, los altares están llenos de colores, adornados con flores de cempasúchil, papel picado, incienso y calaveras de azúcar. Este acto de recuerdo ha crecido hasta convertirse en un símbolo de identidad que UNESCO reconoció como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, impulsado por un propósito inicial: honrar la memoria de los seres queridos que partieron.

La simbología prehispánica: el viaje al Mictlán

Desde tiempos aztecas, la idea de la muerte estaba profundamente conectada con el viaje del alma al “espacio-muerte.” Para los antiguos mexicas, el sol guiaba a las almas hacia distintos destinos: Mictlán, el lugar de Mictlantecuhtli; Tlalocan, el reino de Tláloc; Tonatiuhichan, la “casa del sol”; y Cincalco, la Casa del Maíz. Según los mitos, las almas debían cruzar un río con la ayuda de un perro xoloitzcuintle. Esta simbología de acompañamiento espiritual permanece en los altares modernos, enriqueciendo el significado de la celebración.

La influencia europea: el Día de Todos los Santos

Aunque el Día de Muertos parece ser una tradición exclusivamente mexicana, la festividad moderna incluye múltiples elementos católicos. En la Europa medieval, la Iglesia promovió la Fiesta de Todos los Santos y el Día de los Fieles Difuntos, en el cual los feligreses rendían homenaje a sus muertos en templos y altares. Este ritual europeo llegó a México durante la colonia, integrándose con las prácticas indígenas locales y dando origen a la iconografía y la estructura del altar de muertos.

Una festividad en transformación: entre tradición y espectáculo

Hoy en día, el Día de Muertos es un fenómeno que ha sido moldeado también por el turismo y la cultura popular. Eventos masivos, como el desfile de la Ciudad de México y la monumental Catrina de Puerto Vallarta, han convertido esta fecha en un espectáculo cultural que atrae a visitantes de todo el mundo, fusionando lo religioso y lo social con un toque de carnaval.

La coexistencia del Día de Muertos y Halloween

A pesar de sus diferencias, la globalización ha provocado que Halloween y el Día de Muertos se encuentren, especialmente entre los jóvenes. Aunque Halloween introduce elementos ajenos a la tradición mexicana, como el uso de disfraces y el “truco o trato,” ambas celebraciones se han convertido en una expresión festiva en la que conviven, aunque de manera superficial, las tradiciones mexicanas y estadounidenses.

Un rito que perdura y se reinventa

El Día de Muertos ha recorrido un largo camino desde sus orígenes, y aunque ha absorbido influencias externas, sigue siendo un homenaje a los antepasados. La combinación de rituales antiguos, creencias religiosas y prácticas modernas ha convertido a esta celebración en una manifestación única de identidad cultural mexicana que sigue evolucionando, manteniendo su esencia y abriéndose al mundo.