Las distintas posiciones referentes al bienestar animal en México

Bienestar Animal / MVZ. Carlos Arturo Martínez Jiménez

El aumento de la esperanza de vida humana permite una población devota de la compañía de animales
Con Ciencia Animal MVZ. Carlos Arturo Martínez Jiménez

En su artículo sobre las distintas posiciones referentes al bienestar animal en México, el Dr. Ramiro Ramírez Necoechea sostiene que, desde sus orígenes, la supervivencia de la humanidad ha estado ligada a la caza, la crianza y el aprovechamiento de los animales, ya que estos han servido para efectos religiosos, ceremoniales, alimenticios, de trabajo, guerra, transporte, diversión, exploración, educación, defensa, compañía, experimentación, esparcimiento, terapia y deporte.

Aquí plantea un interesante cuestionamiento: si la humanidad ha tenido una relación indisoluble y estrecha con los animales a lo largo de miles de años, ¿por qué surge la discusión y controversia sobre el bienestar animal en las sociedades urbanas del mundo occidental? Esta referencia apunta a todos los países europeos y sus filiales y descendientes en América.

Su planteamiento parece tener una razón simple: las sociedades urbanas están cada vez más alejadas de los rigores de producir alimentos en estructuras agrícolas o agropecuarias, desligándose del contacto utilitario con los animales, apreciando únicamente su función de compañía o terapia, y, en menor grado, defensa y esparcimiento.

Las razones subyacentes

Este fenómeno se comprende mejor con ejemplos como el aumento de la esperanza de vida humana, que permite tener una población devota de la compañía de animales, ya que las generaciones venideras se han desentendido de ellos. Otro ejemplo de esta tendencia es el activismo social de las mujeres hoy en día, que, por naturaleza, son más compasivas con los animales que los hombres.

Esto ha provocado que las posiciones sociales sean lideradas por las sociedades protectoras de animales en temas específicos como el bienestar de perros y gatos, el abuso de otros animales en procesos de trabajo, la alimentación humana, esparcimiento, diversión, educación, experimentación y deporte. Si bien puede tener validez desde el punto de vista de la moral cristiana occidental urbana, también existen grupos sociales y étnicos cuya percepción respecto al uso de los animales es diferente. Ramírez Necoechea critica que estas posturas paradigmáticas no incluyen a los animales considerados plagas, como ratas, ratones, serpientes y múltiples invertebrados, mostrando una marcada preferencia hacia algunos animales sobre otros.

Ramírez Necoechea también hace énfasis en la “satanización” del consumo de carne, que implica matar animales para proporcionar proteína animal, indispensable en el desarrollo y mantenimiento de las funciones cerebrales, reproductivas e inmunológicas del hombre. Sin embargo, parece no haber objeción alguna en recomendar productos de origen animal, como la leche, el queso y otros derivados lácteos, así como el huevo, el pescado y la miel, en la dieta de los no consumidores de carne. Tampoco cuestionan la utilización de piel animal en zapatos, cinturones, bolsas, abrigos y otras prendas de vestir obtenidas de animales criados y matados para este fin, y ni por error mencionan los alimentos para sus perros y gatos que contienen una buena cantidad de proteínas obtenidas de la carne de otros animales matados exprofeso.

Medios de manipulación

Esto nos lleva a otro poderoso posicionamiento: el mediático, donde muchos miembros de las sociedades protectoras de animales están inmersos en actividades mediáticas vía televisión, radio e internet, lo que les permite divulgar hechos y circunstancias de extrema violencia y agresión contra animales domésticos, principalmente perros y gatos.

Si bien esto no es malo o erróneo, a menudo se cae en la falta de contexto, malversaciones y manipulaciones de hechos que tergiversan el óptimo bienestar animal. Como ejemplo, es común ver acciones de estudiantes de medicina veterinaria mostrando escenas de procesos quirúrgicos que, a su parecer o manipuladas por protectoras animalistas, son agresiones contra los animales en sus centros de estudio, acompañadas de siniestros comentarios. En los oídos de personas carentes de instrucción, ciencia o conocimientos en la materia, esto genera escandalosas reacciones.

Ante esto, el Dr. Ramírez cuestiona este activismo de las sociedades protectoras de animales ligado a los medios y los estudiantes de MVZ integrados a las redes sociales. Si bien denuncian lo antes señalado, mantienen un sospechoso silencio sobre actividades en las que se utilizan animales y en las cuales los medios de comunicación participan o patrocinan, como los jaripeos, las charreadas o las peleas de gallos, entre otras. ¿Será tal vez por no disponer de generosos patrocinios de diversa índole y espectáculos artísticos de alto nivel, ni de fuerte conexión mediática?

En la segunda parte analizaremos y profundizaremos en las posiciones políticas, jurídicas, académicas y económicas. Hasta pronto.