2 de junio
Hay que incitar el entusiasmo ciudadano para votar este 2 de junio
Faltan algunos días para la jornada donde se habrán de renovar miles de puestos en el servicio público, entrañando un alto compromiso cívico para elegir a la menos dañina de las opciones. Miles de ciudadanos conducirán la votación a pesar de las amenazas que han pendido recientemente sobre el Instituto Nacional Electoral (INE) buscando socavar su papel como árbitro imparcial.
En los últimos años hemos presenciado la decadencia en la “clase” política nacional, estatal y municipal, más ocupada por asegurar la ampliación de sus cuentas bancarias que por impulsar el bienestar colectivo.
En la dimensión federal, se impuso el culto al personaje que ocupa el Poder Ejecutivo en vez de apostar por la consolidación de las instituciones nacionales. Y para fortalecer su autoridad, se promovió la división y el encono como consigna, debilitando la potencia del trabajo colaborativo. El gobierno sabio y eficaz fue reemplazado por ocurrencias y desatinos ideológicos.
En 2018 muchos votantes optaron por otro régimen con la ilusión de ver mejoradas sus condiciones de vida, cansados de los excesos de la clase gobernante. Hoy los resultados son deficitarios. En materia de seguridad, ocurre el mayor número de asesinatos por arma de fuego de la historia mientras extensas zonas del país son administradas por el crimen organizado. El combate a la corrupción tampoco dejó buenas cuentas emergiendo acusaciones de favoritismo en la asignación de la obra pública, así como el cobro de tarifas ilegales orquestadas por individuos cercanos al poder. Tampoco fueron acertadas las decisiones de inversión en infraestructura edificándose obras faraónicas como el aeropuerto de Santa Lucía, el Tren Maya o la refinería de Dos Bocas e intentando revivir a muertos como la compañía Mexicana de Aviación.
Poco acertado ha sido conceder tanto poder a las Fuerzas Armadas, quienes tienen metidas las manos en temas que no corresponden con la salvaguarda de la seguridad nacional. Y para seducir al electorado, han revivido prácticas populistas como repartir dinero sin asegurar el retorno productivo de dichas aportaciones.
Por lo que respecta al escenario regional y local, las notas tampoco son atractivas. La selección de candidatos/as levanta serias dudas acerca de la capacidad humana e intelectual para gobernar un entorno tan complejo. Lejos de buscar el desarrollo, personajes y grupos intentan acaparar para sí los recursos que son públicos. Por ello la disputa por el poder se ha vuelto tan violenta, imponiéndose el interés sin considerar la esencia de la política, que es el bien colectivo.
A pesar de lo señalado, hay que incitar el entusiasmo ciudadano para votar este 2 de junio. En la urna podemos mandar un mensaje positivo para corregir el rumbo y encaminarnos a mejores situaciones. Nuestra decisión debe basarse en altura de miras apostando por el valor que produce la vida en común, dejando la violencia e indiferencia que parecen dominarlo todo. De alcanzarlo, habremos avanzado en la edificación de la grandeza de la Nación, que en muchas ocasiones nos ha demostrado ir adelante de nuestras decisiones mezquinas y egoístas.