El mundo de las palabras
Planeta Luna / Por Consuelo Elipe
Hoy en día vivimos en un mundo que muchas veces se basa en PALABRAS, palabras que se ponen de moda, o que nos las ponen de moda a fuerza a través de redes sociales y medios. Ya es muy difícil distinguir entre qué pensamos por nosotros mismos y qué nos plantan e insertan en nuestro cerebro sin que seamos capaces de saberlo, ni aunque tratemos de estar atentos.
Me refiero a palabritas como esa de EMPODERAMIENTO que nos ha taladrado el cerebro a través de todos los discursos progres, y que no puedo ni pronunciarla. De verdad, ¡déjennos en paz!, aunque lo peor del caso es que la mayoría de las veces las usan las propias mujeres…solo me da rabia lo fácil que se puede manipular, y encima que parezca que es un gran logro.
Otro gran concepto de esta CULTURA WOKE (otra palabrota) es la AGENDA 2030 que día a día nos damos más cuenta que en su mayoría no es más que un gran plan para hacernos tragar con una forma de vida y una serie de acciones que han ido cambiando nuestras sociedades de forma global más rápido de lo que podíamos imaginar. Toda ella llena de bonitos conceptos, de palabras vacías que nos hicieron pensar que era súper importante para un mejor mundo, pero que desde luego yo solo veo cosas que cada día me gustan menos.
El tema de la INCLUSION, por ejemplo, ¿qué significa eso ahora mismo?, ¿que todas las minorías tienen muchos más derechos que las mayorías? Supongo que les pareció buena idea separar en pequeños fragmentos para así hacer bueno lo de “divide y vencerás”, y ahora ya hay tantos géneros, grupos y demás, que nadie sabe quién es.
Hace unos años la vida era mucho más simple en conceptos, pero éramos muy respetuosos con todo el mundo sin necesidad de poner etiquetas. En realidad, la educación es la que te hace ser incluyente, lo demás es pura apariencia y ganas de complicarnos la vida para odiarnos más unos a otros.
Seguimos con las palabras y llegamos a GENTRIFICACIÓN, la veo, oigo y sufro en cada paso del día a día. He leído muchas definiciones, pero parece que se reduce a que somos muchos y que ahora con la pandemia y los nómadas digitales, las grandes y no tan grandes ciudades, se han visto desbordadas por una marea humana que se apodera de las mejores zonas de las ciudades, y los habitantes reales o de toda la vida se están teniendo que ir cada vez más y más lejos para poder pagar unas rentas de cifras irreales.
También leo artículos que dicen que este proceso tiene muchos años, desde que las personas se movieron de los ámbitos rurales a las ciudades.
Llamémoslo como quieran, pero lo cierto es que ya no se puede vivir pagando una renta en ningún lado, sin ir más lejos en Vallarta, a este paso si la gente se tiene que ir más y más lejos del centro, acabará en los estados vecinos o en el desierto para poder pagar una casa y gastarlo en transporte y tiempo para ir a trabajar cada día.
Aquí en Vallarta, siempre se ha necesitado de los extranjeros que cada año traen dinero fresco, y todo el mundo se apunta a ganar subiendo precios y enfocando todo a ellos, pero claro, luego nos quejamos de que los precios son casi imposibles. Esa relación amor–odio tiene difícil solución.
En Madrid son los mexicanos con dinero los que están comprando las casas más caras en el barrio más caro de la ciudad, van a los mejores restaurantes pidiendo los vinos y platos más caros…claro, también eso está subiendo los precios y está haciendo que las rentas y las cosas tengan un costo de otro planeta para el que tiene una economía media.
Que somos demasiados, lo sabemos desde el minuto uno que ponemos un pie en un aeropuerto, ¿soy la única a la que cada vez estresa más tomar un avión? Solo ver la fila de cientos en el mostrador, y mucho peor para pasar seguridad o migración, hace que el glamour de los vuelos de PAN AM de las películas sean solo eso…de película.
Los lugares más bonitos del mundo están secuestrados por los turistas, ya no hay rincón donde se pueda ir y se pueda disfrutar de un monumento o paisaje en soledad, todo es una avalancha de perseguidores de selfies para redes y algún despistado que realmente le interesa la historia o la cultura. No hay rincón de la tierra que no haya sido descubierto, sobre explotado y publicitado.
Por eso cada día para mi es más valioso el silencio, un rincón en tu casa donde te sientas seguro con las pequeñas cosas que te hacen feliz como un café o escribir este texto.