“Los Milenios” © D.R.- Antecedentes
Voceros Incansables / Félix Fernando Baños
El 31 de diciembre de 1999 hubo una fiesta extraordinaria en el Malecón, “la sala de estar de todos los vallartenses”. A la alegría de terminar un año más para recibir otro nuevo, se agregaba en esta ocasión un acontecimiento único, que sólo le tocaría vivir a quienes lo festejaran esa noche: un cambio de siglos, del veinte al veintiuno, y todavía más: un cambio de milenios, del segundo al tercero. Un reloj especial, instalado oportunamente en la curva del Malecón contigua al hotel “Océano” y que después migraría al Registro Civil, era el encargado de ir contando los instantes que faltaban para el gran acontecimiento, y que, cuando llegara, secundaría las sonoras campanadas del reloj instalado en la torre de la parroquia de Guadalupe.
En punto de la media noche, el espectáculo fue indescriptible. Las naves que fondean en el puerto, congregadas cabe el Malecón, sonaron simultáneamente sus sirenas. Había juegos pirotécnicos en mar y tierra, todo tipo de conjuntos musicales, cantos, vivas, brindis, abrazos, innumerables globos de cantolla elevándose por el aire de la bahía…Hasta una nena, nacida esa noche, recibió el nombre de “Milenio”.
Sin embargo, la celebración, a pesar de que tuvo lugar exactamente a los mil años de que se festejó en Europa el paso del primer milenio al segundo, el 31 de diciembre de 999, en realidad se adelantó un año a la verdadera noche en que terminaron el año 2000, el siglo XX y el segundo milenio, y en la que empezaron el año 2001, el siglo XXI y el tercer milenio.
En efecto, el primero de enero del año 2000 apenas empezaron a correr los doce meses de ese año, que terminó a la media noche del 31 de diciembre.
La confusión no sólo se dio en Puerto Vallarta, sino que fue general. Por ese motivo, se instaló en la torre Eiffel un reloj cuya cuenta regresiva estuvo marcando oficialmente, a nivel mundial, el tiempo que iba faltando para llegar al siglo XXI y al tercer milenio.
Como se dijo más arriba, la causa de la confusión se debió al cálculo equivocado del festejo celebrado el 31 de diciembre del año 999. A su vez, tal error ocurrió por el desconocimiento del cero. Aunque los babilonios lo usaron, así como algunos matemáticos griegos, los romanos no y, por supuesto, tampoco las naciones nacidas como consecuencia del derrumbe del imperio romano y que luego formaron la Edad Media. Proveniente de la India y transmitido por los árabes, el cero se implantó en Europa hasta el siglo XIII, gracias a Leonardo de Pisa, más conocido como Fibonacci.
Simplemente, no somos capaces de entender cómo aquellas poblaciones podían vivir ignorando el cero, sin el cual no son posibles la ciencia, la tecnología ni los celulares o computadoras.
Puerto Vallarta fue el único destino turístico del mundo que dedicó un monumento, “Los Milenios” © D.R., en conmemoración del cambio de siglos y milenios.