Las enfermedades atendidas con negligencia
ConCiencia Animal / MVZ. Carlos Arturo Martínez Jiménez
Parte 1
Al revisar un artículo que me recomendaron del médico veterinario y profesor titular de la UNAM, Juan Garza Ramos sobre la situación actual de las zoonosis más frecuentes en México, me marcó el desarrollo de una frase que resulta tan sencilla en un primer plano, pero que su profundidad es inefable, y esta es que “No puede haber salud humana si no hay salud animal, y ambas no pueden existir si el ambiente no es saludable, si está deteriorado y si no es sustentable”, haciendo una referencia directa al concepto UNA SALUD el cual pretende fusionar a la salud humana, a la salud animal y al ambiente.
Y teniendo en cuenta que México como país es precursor en atender e identificar muchísimas enfermedades transmisibles emergentes y reemergentes, las zoonosis y las ETA en el continente americano, inclusive la historia registra que en nuestro país se aplicó la primera vacuna antirrábica en el continente, y a lo largo del tiempo ha demostrado una excelsa capacidad de organización de manera intersectorial y ha logrado erradicar zoonosis como encefalitis equina de Venezuela, fiebre amarilla, gusano barrenador del ganado, influenza aviar de alta patogenicidad, entre otras más.
Hay un criterio de un grupo al que se le conoce de manera tibia como enfermedades desatendidas de las poblaciones postergadas, ya que bajo ese mediocre concepto se encasillan ciertas enfermedades emergentes y reemergentes, las zoonosis y las trasmitidas por alimentos, la cuales han sido descuidadas, olvidadas o acabando culturalmente aceptadas, pero que en la terminología anglosajona se denominan enfermedades atendidas con negligencia, que sería lo más correcto, ya que esto no es bioéticamente aceptable bajo ninguna circunstancia, y suponen un importante desafío para el cumplimiento de los objetivos de desarrollo y compromisos contraídos por los Estados miembros de la OPS.
Y es que estos descuidos, principalmente gubernamentales, tales como con la invasión desordenada de zonas naturales por el crecimiento desordenado de zonas urbanas, de las cuales una parte creciente son suburbios marginales que bajo esos rezagos en su desarrollo y la negligencia para atenderlas provocan miles de muertos y centenas de miles o millones de enfermos al año, producto de la falta de atención a los determinantes de la salud, de los factores de riesgo conocidos y reconocidos.
Opiniones sin sustento
Y aquí es donde entra otro factor muy importante y bastante grave, que si bien les ha dado visibilidad, repercuten de manera negativa en su solución a corto, mediano y largo plazo, como es la opinión y coacción no fundamentada y sin el criterio científico de personas en temas de salud, estilos de vida, agua potable o manejo de excretas, la nutrición, o ya en nuestra materia la salud de animales de compañía, de producción, trabajo o manejo de la fauna silvestre, ya que sus acciones no vislumbran la raíz del problema, las causas de las causas, y la importancia creciente de la atención a los determinantes de la salud y a evitar los factores de riesgo.
Además que ya es urgente e impostergable es el abordaje de los profesionales de las distintas materias sobre estos temas, que se tiene que hacer en forma integral, desde la perspectiva intersectorial, interdisciplinaria y transdisciplinaria, dejando las posiciones conservadoras y a la defensiva, y que solo ven algunos espacios de la problemática sin comprender su sentido más amplio, y con esto enriquecer con los aportes e incorporarlos para lograr una integración de esfuerzos, indispensable para la comprensión y solución de los problemas.
El vínculo operativo que urge construir requiere de acciones diversas y de armonización de intereses, en su caso, crear nuevas instituciones que llenen los vacíos existentes. La Ley General de Salud, la Ley Federal de Sanidad Animal y la Ley de Vida Silvestre, regulan las actividades de las tres secretarías de estado que participan en la triada salud humana-salud animal-ambiente, aunque solo establece la legislación que en caso de presentarse problemas de salud pública que afecten a humanos y animales, deberá coordinar, y también hay otras que participan como el Consejo de Salubridad General y el Consejo Técnico Consultivo Nacional de Salud Animal (CONASA).
Ante estos problemas recientes, habrá que adecuar sus estructuras administrativas a los enormes problemas de coordinación y cooperación, y si en dado caso las estructuras actuales ya no responden a la realidad, hay que evolucionar a todos los niveles, federal, estatal y municipal, porque si seguimos haciendo lo mismo, vamos a obtener los mismos resultados, por lo que se requieren reformas o nuevas formas de organización para atender rezagos y vacíos, se requiere de una reforma estructural de los servicios de salud pública, con una mejor integración, en el caso de epidemias o pandemias, bajo una coordinación y cooperación permanentes, antes de que lleguen a la región enfermedades emergentes adicionales a los actuales problemas con las enfermedades desatendidas de las poblaciones postergadas. o mejor dicho: las enfermedades atendidas con negligencia aunque les incomode a las autoridades.