Los motivos de la incertidumbre electoral
Hablemos en serio / Javier Orozco Alvarado / Ex rector de la Universidad de Guadalajara en Puerto Vallarta
Aunque aparentemente en todas las encuestas hay un ganador indiscutible, dependiendo, obviamente, del partido que las mandó elaborar; se observa la ventaja de unos candidatos respecto a otros hasta por dos dígitos. Esto puede apreciarse tanto entre los candidatos y candidatas a la presidencia a nivel nacional, como entre quienes contienden por las gubernaturas y las presidencias municipales.
La realidad es que nunca antes en las historia electoral de nuestro país se había visto tanto desorden, deslealtades, traiciones, ingratitud y migración de militantes de derecha o de centro, hacia los partidos de izquierda y viceversa.
Localmente, en Puerto Vallarta, en los reacomodos políticos podemos ver que gente que militaba en partidos de centro (PV) tuvieron que emigrar a Morena (izquierda), MC (centro derecha) y a otros de dudosa identidad ideológica, como el bloque de Fuerza y Corazón por México (PRIANRD). Muchos emigraron por quedar excluidos o no ver cumplidas sus expectativas pese al trabajo territorial de casi tres años en favor de su partido.
Los de “izquierda” que migraron al centro o la derecha, principalmente regidores de Morena, acusados por corrupción o deslealtad política, se pasaron a engrosar las filas de otros partidos porque, seguramente, creen que el barco en el cual sobrevivieron parasitariamente durante casi tres años, está por naufragar.
Lo mismo ha pasado con la militancia del PRI, el PAN o el PRD, quienes sin ideología, expectativas políticas, ni timón de mando, han tenido que emigrar casi íntegramente a otros partidos políticos considerados de centro o de izquierda, para acomodarse u ocupar candidaturas privilegiadas dejando fuera a quienes se dicen fundadores o militantes de dichos partidos.
Estas inconsistencias son las que están generado confusión en quienes saldrán a votar este próximo 2 de junio; sobre todo porque saldremos a votar por candidatos de izquierda que van por la derecha, o por candidatos de centro y derecha que van por la izquierda. Es más, saldremos a votar y a elegir a nuevamente a muchos de aquellos corruptos y políticos ambiciosos que hace seis años fueron derrotados por el presidente Andrés Manuel y el Movimiento de Regeneración Nacional. O posiblemente volveremos a votar por quienes, siendo de los mismos, se quedaron en la oposición.
Hay quienes piensan que tanto en Puerto Vallarta, como a nivel estatal y nacional, el arroz no está cosido aun para ningún partido político o colación. Serán los aciertos o los errores de política lo que terminará cobrando la factura a quienes se encargaron de instrumentar estas poco lógicas estrategias políticas.
Lo cierto es que, a nivel nacional, quien gane la presidencia tendrá poco margen de maniobra para impulsar reformas que atenten contra la democracia o para revertir derechos sociales y civiles que han quedado consagrados en la constitución; sobre todo porque cualquiera de las dos candidatas que gane la presidencia tendrán poco margen de maniobra ante la imposibilidad de llevarse carro completo en el Congreso de la Unión.
Todo este desorden es gracias a la mescolanza de partidos, ideologías, intereses y candidatos multicolores, que en algún lugar del territorio bajo un color u otro se reencontraran con sus viejos o nuevos electores.