Un día más, es un día menos en tu existencia
Red Interna / Humberto Famanía Ortega
El pasado 12 de diciembre del 2023, fue una jornada llena de bendiciones, la grandiosa peregrinación de los favorecidos, miles de personas dando gracias por favores recibidos a sus familias. No cabe la menor duda de que la unidad en torno a nuestra Santísima Virgen María de Guadalupe se desbordó en un amor a plenitud; en sus rostros la alegría de participar se notaba formando como una nube, donde la elevación era espiritual para llegar a su destino y postrarse ante los pies de nuestra Morena del Alma.
Por otro lado, las peregrinaciones del docenario, todas llenas de devoción, niños, jóvenes y adultos marchando con júbilo y cantos que llegan profundamente al corazón, venerando con respeto a tan excelsa imagen que nos da identidad a todos los mexicanos a nivel internacional. Siempre esperamos estas fechas donde el rencuentro con nuestras tradiciones y costumbres nos vuelven más sensibles, recordando que un día más es un día menos en nuestra existencia terrenal, porque se vislumbra una esperanza de alcanzar con felicidad la vida eterna.
La Antorcha Guadalupana siempre firme ahora en su 47 versión, desde la Basílica de Guadalupe de la Ciudad de México hasta Puerto Vallarta Jalisco, llevó el nombre de mi hermano Andrés Famanía Ortega. A 57 años de su fundación, luce esplendorosa en su andar por diversas partes de la carretera de nuestra amada patria por más de 76 horas. Todos sus corredores con emoción desbordada y con el himno del Antorchista, muestran su fidelidad a Dios y a María de Guadalupe, y culminan su recorrido con un recibimiento multidinario donde los aplausos, canticos y vivas elevan su gratitud al altísimo.
Son muchos los que intervienen en la organización de este icono del peregrinar, a ellos nuestro agradecimiento en todos los aspectos, y que cada día se sumen más. Cada uno de los corredores, en esta ocasión 59, tiene sus propias razones de aceptar formar parte, y traen consigo testimonios de vida. En lo personal, mi respeto y admiración por su preparación espiritual y física, pero sobre todo, su servicio a la comunidad católica durante todo el año. La disciplina es elemental para cumplir con los objetivos.
Tengo mucho que agradecer, en lo particular a los milagros con la intervención ante Dios de María de Guadalupe que me han concedido a mi persona con hechos comprobables, al igual por el poder de la oración rogando por su salud y bienestar a personas que queremos y respetamos. La lista es grande para enumerar todas, mejor que cada quien exprese su testimonio con libertad. En lo particular lo he expresado en mis escritos y en algunas entrevistas por radio y televisión.
Hasta el fin de nuestros días, seguiré colaborando en estos eventos trascendentales para honra y veneración de nuestra Madre del Cielo. Es mi compromiso y juramento.