Antes de morir
Aprendiendo a ser feliz/ Hania Sosa/ Psicóloga
En este mes en el que nuestras tradiciones nos ayudan a recordar a todos nuestros seres queridos que partieron antes que nosotros, podemos aprovechar también para reflexionar acerca de lo que estamos haciendo con nuestras vidas, y lo que podríamos modificar para estar más cerca de vivir una vida satisfactoria.
Con frecuencia, durante los acompañamientos en psicoterapia suelo encontrarme con personas que pasan sus días llenos de actividades que no disfrutan totalmente. Suelen explicar que pasan sus días enfrascados en rutinas que no les satisfacen y que lo hacen porque no les queda de otra.
Es probable que en muchos casos sí nos encontremos ante situaciones que no son fácilmente modificables; que las responsabilidades del día a día, sobre todo en términos económicos, nos ponen contra la pared y que muchas veces parece no haber otro camino. Sin embargo, quizás podríamos empezar por modificar alguna que otra de esas actividades que tenemos para que, en determinado momento, poco a poco y quizás sin darnos cuenta, podamos sentir que hay mayor congruencia entre la vida que queremos vivir y la vida que realmente vivimos.
El asunto, lamentablemente, suele ser que no le damos la importancia que debería tener; y pasamos nuestros días, meses y años enfrascados en rutinas diarias que no nos hacen sentirnos felices… hasta que un día, si tenemos suerte de que alguien nos avise cuánto tiempo nos queda de vida, entonces sintamos la urgencia de llevar a cabo aquellas actividades, deseos o anhelos que dejamos “para después”.
Si tienes la suerte de que te avisen con suficiente tiempo y que aún tengas la suficiente salud para hacerlo, ¡qué bueno! Pero la probabilidad no es alta. ¿Por qué no mejor vivir una vida en la que estemos incluyendo de manera constante aquellas actividades que tanto deseamos? Para eso estamos aquí, ¿no crees?
Intentemos llevar a cabo la siguiente propuesta: Escribamos cuáles son aquellas diez cosas que quisieras hacer antes de morir. Seguramente entre esos pendientes estará algún viaje, hablar con cierta persona, arreglar tal o cual asunto pendiente, etc. A pesar de que los seres humanos podemos ser muy diferentes unos de otros, en el fondo, cuando ya se trata de la confrontación con el final de nuestros días, nos parecemos más de lo que imaginamos. Entonces, una vez que tengamos claro cuáles son esas diez cosas que quisiéramos hacer antes de morir, busquemos la manera de hacerlas lo más pronto que se pueda.
Pienso que, tanto la pandemia como muchas otras vivencias que nos han puesto cara a cara con la fragilidad de nuestra existencia, nos han ayudado a recordar que en cualquier momento podemos dejar de estar aquí; o que nuestros seres queridos son pasajeros, al igual que nosotros. Quisiera que no se olvide lo que aprendimos con esos dos años de crisis mundial; que no permitamos que las cosas que no tienen tanta importancia nos quiten el sueño y vuelvan a empañar nuestra existencia.
Hay muchos sueños o proyectos que pueden parecer muy grandes o puede parecer que están muy lejos de alcanzarse, pero si hacemos algo, aunque sea mínimo, para acercarnos, cuando menos lo pensemos ya estaremos viviendo esa realidad.
No lo dejes para otra vida.