Creer parte del libre albedrio
Red Interna / Humberto Famanía Ortega
Han estado sucediendo una serie de dimes y diretes con la iglesia católica, motivados indudablemente por la fuerza y unión que existe entre su feligresía, demostrando alguna de las veces protestas agresivas, invadiendo con gritos y destrozos en algunos recintos eclesiásticos sabiendo de antemano que esta acción constituye un delito. En fin, invito a la reflexión donde la tolerancia siempre salga triunfante, evitando esta clase de infortunios, para que no se vuelvan a repetir en un futuro inmediato en ninguno de los demás centros de oración de diferentes cultos que merecen todo mi respeto.
La fe en la democracia pasa de acción declarativa a movilización social, es parte de los cambios, y estos son notables, siempre lo importante es respetar la libertad de creencias. El libre albedrio que Dios instituyó, esencia misma de la vida, el respeto a las creencias es factor de madurez, lo más importante radica en amar a Dios por sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo. La creación fue entregada por Dios al ser humano para su cuidado y disfrute, tanto el hombre y la mujer son responsables, y también de la vida. Por eso el orar es el modo apropiado de purificación interior que nos hace capaces de relacionarnos con Dios y precisamente el de servir a los demás.
Nos queda muy claro que la sociedad mexicana está experimentando fuertes transformaciones. Los individuos buscan encontrar un sentido a su vida, tanto en las antiguas respuestas como en las nuevas que aparecen día con día, es por eso que la orientación deberá de ser basada en la educación y cultura, donde el respeto sea el detonante principal para encontrar la armonía en nuestra comunidad mexicana, son tiempos de reconciliación de todas las familias, reclamo permanente de nuestra propia sociedad.
Los actores principales ante conflictos antes señalados, se ponen a prueba. Recordemos ya no es tiempo de persecuciones religiosas, hoy en día el pluralismo político y el pluralismo religioso, comparten el suelo de un estado laico y respetuoso de los derechos fundamentales de la persona, es por eso que se debe de castigar con todo el peso de la ley a quienes provoquen acciones donde brotan odios y rencores que son totalmente reprobables. Hoy en día ya empiezan a brotar luces amarillas, teniendo mucho cuidado de que no se convirtieran en situaciones políticas adversas al desarrollo armónico de nuestra Patria.
Ahora las autoridades de los tres niveles de gobierno, con las diferentes corrientes religiosas, deben de asumir la responsabilidad de comentar ante sus miembros de sus iglesias, que las diferencias de Credo entre diferentes grupos sociales y la pluralidad de prácticas religiosas, son perfectamente compatibles con la idea de un proyecto común de Nación.
El estallido de la diversidad puede ayudarnos a conocer el país, a entender los mecanismos que mueven a la sociedad a aceptar desde la tolerancia y el respeto a las otras formas de pensar y de creer, sólo así podremos transitar a los tiempos nuevos que se abren para México en el marco de una democracia con justicia.
Debemos de tomar en cuenta que somos miembros de una generación que se está forjando en momentos difíciles, nos corresponde integrarnos, es tiempo de olvidar actitudes revanchistas, hagamos un esfuerzo adicional para la consecución de nuestras metas para dar el golpe final al mal que nos acecha: “La Incertidumbre”. La libertad de credos, derechos de las personas, tolerancia, igualdad de todos ante la ley; son los valores sin los cuales el mundo no funcionaria.
Sabemos que la desigualdad, la pobreza y la injusticia es una profunda falta de fraternidad y solidaridad. Es importante el adoptar una actitud generosa hacia los demás, y buscar lo mejor y más grande para los otros; es cuando efectivamente demostramos que somos hijos de Dios; es aquí cuando verdaderamente somos fraternos.