Nacionalismo y frustración
Educación y parentalidad / Dr. Jesús Cabral Araiza
Generalmente las comparaciones son odiosas, sean entre las personas, las comunidades o las naciones. Pero en ocasiones nos pueden servir para aspirar a algo mejor, una nueva y mejorada forma de hacer las cosas, reflexionar por qué no hemos hecho una mejora en nuestras maneras de interactuar o producir, o incluso aspectos culturales que observamos en otras latitudes y que inmediatamente surge la duda y reflexión del porqué no aquí si lo hacen allá.
Pues bien, he de confesarles que las presentes líneas pretenden hacerlos reflexionar sobre ello, y quizás tener puntos de vista que los hagan tomar decisiones importantes de su presente y futuro.
Verá usted amable lector, en el año 2004 tuve oportunidad de hacer una estancia en la ciudad de Barcelona España, ahí pude observar cosas que me gustaron, aunque igual, cabe señalar que los países son como las personas, con defectos y virtudes. Pero hablando de lo que me gustó, y que no necesariamente tiene que ver con la responsabilidad del gobierno, pues a él le atribuimos casi todas las culpas o responsabilidad de lo que no nos gusta como sociedad: la gente si va a una manifestación lo hace por convicción, se tiene como valor regular no mentir, se cuida el entorno citadino como algo comunitario (edificios, espacios públicos, se limpian las eses de las mascotas, etc.) Claro es que no toda la gente lo hace, no falta el que rompe la regla, como en toda sociedad, pero pude constatar que son los menos.
Otro ejemplo de aspectos socioculturales positivos que deseo señalar son los japoneses. Pues si recordamos, apenas hace unas décadas su país fue devastado por una guerra mundial y literalmente renació de las cenizas. Pienso que parte de ese renacer ejemplar y de los ejemplos de civilidad que nos siguen dando al resto del mundo, ya estaba arraigado hace décadas en ellos, me adelanto a señalar que no son una sociedad perfecta, basta ver el índice de suicidios y los ritmos enfermizos de trabajo que se imponen, así como las exigencias sociales y personales, pero eso es otro tema de momento.
Lo que sí deseo señalar, es que los japoneses en general tienen como hábito cultural, valores importantes muy bien arraigados, tales como: no robar, ser honestos, puntuales, trabajadores, respetan al otro sea de la edad que sea, son limpios, ordenados, disciplinados, y algo que, si es del gobierno, de no funcionar los funcionarios de empresas o gobiernos, son removidos, pero no por presión social, por la vergüenza pública de fallar en sus funciones.
¿Ahora me explico por qué en ocasiones la envidia puede ser benéfica? Esos aprendizajes inician en casa, se perpetúan con el ejemplo de los mayores, y crecen en el buen hábito de hacer el bien y bien las cosas. No repartamos culpas al gobierno cuando la responsabilidad es propia, no deseo exponer la cantidad de malos hábitos que tenemos como sociedad en general y como sujetos particulares, pero sí hacer un llamado a la conciencia para poder tomar acciones y buena actitud para cambiarlos.
Tenga en cuenta que son metas que se pueden poner por día, mes o año, pero si trabaja constantemente, verá pronto los frutos de ello. Recuerde que el ejemplo para con los pequeños es fundamental, tratemos de ser ejemplares, no perfectos. Amamos México, hagamos algo mejor de este gran país, y los que nos antecedieron. Gracias por su lectura a estas líneas.