Las nueve bañadas de mayo y a vocación turística de Vallarta
Mtra. Hortensia García García
En esta narrativa que comparto, hago alusión a lo que mi padre llamara: La vocación turística de Vallarta, pues se remonta a esos años en los que Las Peñas recibía a sus primeros visitantes, quienes cada año realizaban un maravilloso ritual en sus paradisiacas playas.
Los invito a ubicarnos en los principios del siglo XX, época en la que estalló el movimiento revolucionario en nuestro país. En esta naciente población fueron pocos los estragos que hizo la revolución, sin embargo durante el movimiento posrevolucionario, grupos de bandoleros, autonombrados revolucionarios, hacían de las suyas en esta región, principalmente asaltando caminos.
El territorio que hoy comprende el municipio de Cabo Corrientes era una delegación que pertenecía a Las Peñas, la mayor parte era propiedad comunal, como las poblaciones de Chimo, Chacala, Yelapa, Quimixto, las Guacimas, Pisota y Congregación; algunas de éstas ubicadas en litoral del pacífico, otras tierra adentro. En todas se dedicaban a la recolección del coquito de aceite y chilte, de hecho, para los pobladores el año se podía dividir en dos temporadas: la chilteada y la coqueada.
Por otro lado, en la Sierra Madre Occidental, se ubicaban las poblaciones de San Sebastián, Mascota y Talpa, las tres gozaban de mayor importancia que puerto Las Peñas, debido a su cantidad de habitantes y a las fructíferas actividades económicas.
Las nueve bañadas de mayo
Había una tradición entre la población de esta región, decían que quienes se bañaran en agua del mar en los primeros nueve días del mes de mayo, tendrían asegurada la salud, estas bañadas era algo así como una “vacuna”. Me pongo a pensar de dónde venía esta creencia y mi hipótesis es que en el mes de mayo inician los deshielos, y quizá esas aguas que bañaban nuestra costa, sin contaminación alguna, con una temperatura más baja que la usual, y por supuesto algunas sales minerales que se generaban, pudieran influir en la salud de los habitantes que acostumbraban acercarse a las costas en esta época.
Las familias, tanto de la sierra como de la costa, hacían camino a este puerto para cumplir con las tradicionales 9 bañadas de mayo. En esos años ya había muchas familias que se habían avecindado en este lugar, dándole desde sus inicios la fisonomía de un pequeño poblado ordenando y armónico, aplicando sólo el sentido común para trazarlo, pues el urbanismo no existía ni se necesitaba.
Con la llegada de esos primeros turistas que acudían año con año a “vacunarse” con la 9 bañadas de mayo, la mayoría de habitantes daban posada a parientes o amigos, ofreciéndoles el techo de sus viviendas para resguardarse y sus corrales para sus remudas, en las que algunos se trasladaban desde su lugar de origen.
Había algunas personas que ya tenían habilitadas sus sencillas viviendas para recibir visitantes, y se preparaban como albergues que daban el servicio de Mesones, pero cada año la afluencia de turistas, o “turismo médico” (como se le nombra actualmente) aumentaba y no eran suficientes las viviendas ni los mesones, el problema se resolvía con ramadas que se hacían en la playa.
Las bañadas de mayo coincidían con la celebración del 5 de Mayo, los lugareños de Las Peñas tuvieron la iniciativa de organizar jaripeos, palenques, carreras parejeras y jamaicas (bailes populares), que año con año tomaban mayor importancia, nombrándolas “Las fiestas del 5”, en las cuales era obligada la “estrena” de ropa y huaraches. Era muy frecuente escuchar la pregunta: “¿Ya tienes tu estrena para el cinco?”
Algunas personas o familias completas que observaban las bondades de esta generosa población, optaron por establecerse en este lugar. Mi padre nos compartía que su madre hacia camino desde el Tuito a Quimixto, pues era el bajadero que les quedaba más cerca y año con año acudían a “vacunarse” con las 9 bañadas de mayo.
Es así como las 9 bañadas de mayo dieron origen a una de las migraciones que favorecieron el crecimiento de esta maravillosa población y el inicio de la vocación turística del ahora Puerto Vallarta. Comparto esta narración con cariño y gratitud para mi querido Puerto Vallarta, como un regalo en su en su 104 aniversario de haber sido elevada a la categoría de municipio.