Obediencia contra eficiencia
Hablemos en serio / Javier Orozco Alvarado / Investigador de El Colegio de Jalisco, A.C.
Se dice que los ánimos se calientan cada día más entre los tres principales aspirantes a la candidatura por Morena a la presidencial del 2024, por lo que cada uno de ellos recurre a diferentes estrategias según sus capacidades, usos y costumbres. Adán Augusto, a la vieja usanza del PRI, se le ha pegado al presidente para demostrarle que es el hombre más leal en quien puede confiar; pero además, ha buscado enlodar el prestigio del Canciller y se sospecha que, desde Gobernación, ha empleado recursos para promocionar su imagen para ganar la candidatura.
Por su parte, Claudia Sheinbaum busca también manchar la imagen de Ebrard; ha gastado grandes cantidades de recursos en publicidad, pinta de bardas, carteles con su imagen en compañía del presidente y ella misma se ha autoproclamado la favorita de Andrés Manuel.
Mientras tanto, Marcelo Ebrard ha seguido atendiendo los delicados asuntos internacionales que propicia el presidente. Su manera de acercarse a la gente ha sido principalmente presentando un libro sobre su vida; que incluye su infancia, su experiencia en la política y en la administración pública, así como las tareas que le ha tocado desempeñar como Secretario de Relaciones Exteriores para atender los problemas sanitarios, migratorios, medioambientales, de seguridad nacional y algunos otros desencuentros que ha protagonizado el presidente con Estados Unidos, el T-MEC, España, la Unión Europea, la ONU y la OEA.
Lejos de confrontarse con sus competidores al interior de Morena, despilfarrar recursos o hacer alarde de su cercanía con el presidente; sólo exige que haya piso parejo, que renuncien a sus cargos todos los que participen en la interna, que se apliquen varias encuestas y que haya debate entre los participantes.
Pero a lo largo de su carrera política Marcelo Ebrard se ha enfrentado no pocas veces a la traición, la deslealtad y la ingratitud; especialmente ahora que el presidente de Morena, Mario Delgado, le ha dado la espalda y se ha puesto del lado de Sheinbaum y Adán Augusto; después de que fue Marcelo quien lo promovió ante Andrés Manuel para que se hiciera cargo de Morena.
También Ebrard ha apoyado al presidente desde hace más de veinte años, en sus luchas al interior del PRD, para que llegara al gobierno del DF, en su conflicto sobre el desafuero y en sus candidaturas a la presidencia en 2012 y 2018.
Aun así, los promotores de Sheinbaum y Adán Augusto aseguran que, a diferencia de Marcelo, de no ser ellos la candidata o el candidato, son los únicos que no se irían con el grupo opositor; pues naturalmente, porque a la oposición ellos no le sirven. A presar de que el presidente de Morena y Andrés Manuel podrían traicionar al canciller, él ha insistido que no se cambiaría al PRIAN; aunque ante una traición como la que se avecina, no estaría nada mal una candidatura por Verde-PT-MC contra cualquiera de las corcholatas favoritas del presidente, quien se inclina más por la obediencia que por la eficiencia.