El arte de la manipulación política
Hablemos en serio / Javier Orozco Alvarado / Investigador de El Colegio de Jalisco, A.C.
Nuevamente la oposición está organizando una marcha para el próximo 26 de febrero como respuesta al Plan B de la iniciativa presidencial para reformar el INE. Y es que los partidos opositores al régimen, han encontrado una buena estrategia para hacer creer a la gente que el presidente pretende desaparecer su identificación, la democracia o la institución.
Con la cantaleta de “El INE no se toca”, la oposición logró reunir en la CDMX algunos cuantos cientos de miles de ciudadanos el 13 de noviembre del 2022. Ahora pretenden reunir o superar la marcha anterior con el lema de “Mi voto no se toca”, engañando vilmente a la población, haciéndole creer que la reforma propuesta por el presidente pretende evitar la votación destruyendo el INE.
Nada más falso que eso, pero el PRI, PAN y PRD encontraron una mina de oro para explotar la ignorancia de un gran sector de la clase media. Han hecho creer a la gente que cualquier cambio, reforma o transformación institucional va orientada al autoritarismo, el socialismo o el comunismo; cuando la realidad es que los reglamentos, los estatutos o los esquemas de las organizaciones, los partidos, los institutos o las legislaciones se tienen que transformar para mejorar.
Por eso, el cambio de régimen que sigue impulsado el gobierno de Andrés Manuel, busca transformar la parte política para perfeccionar la democracia, la parte económica para una distribución de la riqueza más justa, o el desarrollo regional para integrar al desarrollo el territorio nacional.
De hecho, el Tren Maya y el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, pretenden sacar del atraso y la pobreza a la gente y las regiones por siglos abandonadas. Simplemente, basta comparar el PIB per cápita por estados, en el que los habitantes de la CDMX perciben 316 mil 761 pesos por año, mientras estados como Oaxaca 57 mil 239 pesos y Chiapas 44 mil 387. Esa es la razón de las obras de infraestructura en el sureste.
De la misma manera, la Reforma Política pretende reducir la inequidad y los privilegios de los partidos que se han beneficiado de su complicidad con el INE, con el que lograron concretar los fraudes electorales; primero, cómo Comisión Nacional de Elecciones con Salinas, y después como IFE con Calderón. Por eso, no caigamos en la trampa de la oposición; defender el INE para que no cambie es preservar el régimen de corrupción que favoreció al PRI y al PAN en lo económico, lo político y lo electoral.